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La otra (y desconocida) conexión asturiana de Eduardo Mendoza, "Princesa" de las Letras: un tío bisabuelo millonario que instaló la primera línea eléctrica de Avilés

Uno de los descendientes del marqués de Pinar del Río se acercó al escritor en el Niemeyer para descubrir el abolengo común

Eduardo Mendoza, el miércoles, en el Centro Niemeyer

Eduardo Mendoza, el miércoles, en el Centro Niemeyer / Mara Villamuza

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Avilés

Leopoldo González-Carbajal y Zaldúa, cuando murió, lo hizo con 725.886,8 dólares norteamericanos en el bolsillo (o en la cartera, o donde fuera).

Era 1909.

Este señor millonario fue el tío bisabuelo del flamante premio "Princesa de Asturias" de las Letras, verbigracia, Eduardo Mendoza; o sea, era tío carnal de la abuela del autor de «Sin noticias de Gurb»: Luz Arias-Carbajal, a la sazón. El novelista no conoció, ni a una, ni, por supuesto, al otro: es de 1943.

González-Carvajal y Zaldúa se movió como nadie entre la isla de Cuba y su pueblo –Avilés, por aquellos entonces, es lo que era–. En la gran Antilla ejerció como senador del Reino de España y en Asturias, de prócer sin par; entre otras cosas, fue quien se encargó de instalar en Avilés –donde había nacidoen 1838– la primera línea eléctrica de la villa del Adelantado. Fue un hombre de calibre sideral para los estándares decimonónicos en los que se movía y con casa al pie del Ayuntamiento (plaza de la Constitución, número 4, o sea, en pleno Parche; hoy, en frente de la sidrería Casa Alvarín, justo donde está el Servicio de Atención Ciudadana, por ejemplo).

Se hizo millonario muy pronto y cuando el tiempo terminó por amortizarle lo seguía siendo. La pasta con la que desapareció, por ejemplo, al cambio actual hubieran sid 22,3 millones de euros de los de ahora, de los contantes y sonantes.

El tío bisabuelo tiene hueco eterno en la historia económica avilesina y también el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia: "Presidió la Unión de Fabricantes de Tabacos y fue el representante en Cuba de la Compañía Arrendataria de Tabacos. En 1885 se le concedió el marquesado de Pinar del Río, en agradecimiento por sus donativos para paliar los daños causados por los ciclones que asolaron, en 1882, la provincia que dio nombre a su título".

Así que el señor que puso luz en la ciudad y el que escribió "La ciudad de los prodigios" son algo familia. Lo sabía Mendoza, aunque no hizo alarde de ello. Mendoza ha dicho en estos días asturianos que sí, que Asturias le encanta y prueba de ello es lo de que su abuela era avilesina. Y lo fue mucho: pertenecía a una de las familias más antiguas del concejo (los González-Carvajal).

Leopoldo González-Carbajal y Zaldúa, el tío abuelo de Eduardo Mendoza.

Leopoldo González-Carbajal y Zaldúa, el tío abuelo de Eduardo Mendoza. / LNE

El miércoles, en el Niemeyer, cuando le tocó hablar de Gonzalo Suárez y de Armando Palacio Valdés -fue él quien los puso en la misma frase- señaló: «El hecho de que Palacio Valdés y Suárez sean dos asturianos no influyó para nada en mi predilección. Gonzalo Suárez era en realidad una figura barcelonesa. Era un periodista. Y combinaba el periodismo callejero muy moderno y muy desvergonzado. Y crónicas de fútbol y otras cosas que me fascinaban. Y además cuentos y guiones de cine. Bueno, era un hombre polifacético. Y solo secundariamente era asturiano».

El escritor Miguel Solís Santos ha rastreado las pistas que Eduardo Mendoza dejó de su pasado asturiano. El novelista dijo que su abuela se llamaba Luz Arias-Carvajal, pero el padrón avilesino de 1874 sólo recoge una Luz que no es esa. La que sí que responde a esas señas es Luz Arias González-Carvajal. Esta circunstancia -la fusión de dos apellidos- era cosa habitual en aquellos años decimonónicos. Cuando finalizó el encuentro de Mendoza con sus lectores avilesinos -el miércoles- se le acercó un ciudadano y se identificó como «casi familia». Fue él quien le habló del I Marqués de Pinar del Río como vínculo común entre ambos: del ciudadano -de Salinas- y del novelista. La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, fue testigo de esta anagnórisis espacio temporal.

En este padrón de 1874 se recoge que Luz Arias tenía 4 años y era hija de Alejandro Arias y de Gaspara González-Carvajal y, además, hermana de Juan Arias y hermanastra de Prudencia Pumariega (que era hija de Gaspara, que había quedado viuda de Prudencio González-Pumariega). Gaspara González-Carvajal, pues, era la hermana de Leopoldo, el de la primera línea eléctrica avilesina, y, en consecuencia, este era tío de la abuela del novelista.

Lo que falta para completar la historia es que Luz Arias se casó en Oviedo con un funcionario. Se trasladó a Oviedo y después a Barcelona. Este matrimonio tuvo dos hijos, al menos: uno se llamó Eduardo Mendoza y el otro, Alejandro. El primero, que fue fiscal en la capital condal, fue quien se casó con Cristina Garriga y de ahí llegó el novelista barcelonés de más rancio abolengo avilesino.

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