En el amplio y variado espacio que configura el medio rural asturiano confluyen actividades agrarias y ganaderas ligadas a modos de vida forjados por siglos de labor y tradición. Las nuevas políticas verdes impulsadas por la Unión Europea abren ahora la puerta a un nuevo desarrollo agroecológico marcado por la creación de empresas que no tienen por qué circunscribirse al sector agrario, y la llegada de nuevos habitantes a pueblos que se presenta de un modo cada vez más atractivo.

De todo ese potencial y de las numerosas iniciativas de éxito que se llevan a cabo en el territorio rural de la región habla este especial “Asturias rural. Nuestra esencia”, que a lo largo de 16 páginas desgrana la actualidad de un sector que genera el 20% del PIB regional y que debe escribir su futuro en verde, o, mejor aún, en un tono aún más verde que el actual. Ese territorio, en absoluto un todo homogéneo y sí una variada mezcla de paisajes y entornos, debe estar hoy más que nunca en el punto de mira por su amplio potencial y por las dificultades que sus habitantes encuentran, a veces, para trabajar y vivir en unos enclaves que en ningún caso deben sentirse “inferiores” a las áreas urbanas, con las que también deben convivir y llegar a pactos fructíferos para todos.

El sector lácteo y los quesos, la producción de carne de ternera basada en las razas autóctonas asturiana de los valles y asturiana de la montaña; la sidra con denominación de origen; las producciones ecológicas que encuentran en el territorio asturiano un caldo de cultivo ideal; las entidades bancarias que nacieron de y para el campo; escuelas como la de Luces (Colunga), en la que se forman futuros ganaderos y agricultores, y el programa de desarrollo rural “Leader”, que ha cambiado la cara a cientos de aldeas asturianas y ha propiciado todo tipo de proyectos ligados al territorio, conforman un apasionante escenario.

Una de las cuestiones pendientes es la exportación, aunque en los últimos años han ido dándose pasos certeros, como lo atestigua la creciente presencia de productos asturianos en mercados internacionales. No sería justo olvidar experiencias pioneras en el mundo cooperativo, como la de Central Lechera, una de las marcas lácteas más valoradas de Europa; o el holding creado por el empresario Francisco Rodríguez con Ilas-Reny Picot, presente desde hace años en países como Estados Unidos. Desarrollar negocios ligados al territorio es una de las vías para atraer pobladores y cuidar a los que están. En unos momentos en los que el campo aboga por la unión para negociar precios y hacer valer su voz, también es reseñable la experiencia de Campoastur, la unión de varias cooperativas que se ha consolidado como un vivero de ideas y nuevos servicios para los ganaderos. A la vez resulta innegable que faltan jóvenes, hombres y mujeres que se incorporen al campo para desempeñar trabajos que requieren una gran dedicación y mucha vocación.

La nueva Política Agrícola Comunitaria (PAC) entronca con las características de la región

La gente del campo reivindica el reconocimiento de la importancia de su labor, como ocurre en otros países de Europa. Las marcas de calidad refrendadas por Europa y la etiqueta “Alimentos del Paraíso”, puesta en marcha por el Principado, son una buena muestra de que los productos asturianos destilan calidad y logran una alta aceptación tanto en mercados interiores como exteriores.

Un de las cuestiones que ahora mismo preocupan al sector agrario en su más amplia extensión es la puesta en marcha de la nueva Política Agrícola Comunitaria (PAC), prevista para el año 2023. Las líneas de futuro abrazan el camino de la agroecología, un concepto que aúna agricultura ecológica y sostenibilidad, y que en realidad persigue una nueva economía en la que el trabajo del agricultor esté cada vez más implicado con el cuidado medioambiental.

Ese modelo “verde”, esbozado ya en la anterior reforma de 2013 y plenamente consolidado en los nuevos planteamientos, traerá un rosario de consecuencias para los más de 9.000 agricultores asturianos que reciben fondos agrarios (los pagos superan los 84 millones de euros anuales). Si quieren cobrar tendrán que adoptar nuevas obligaciones como requisito para recibir el dinero.

Una de las decisiones que pueden beneficiar a Asturias, donde la mayor parte de los perceptores de la PAC están al frente de explotaciones de tamaño medio, es la reducción gradual de los pagos directos anuales a los agricultores que reciben por encima de 60.000 euros y limitarlos a 100.000 euros.

Además, los textos prevén otorgar un mayor margen de maniobra al Gobierno nacional, que podrá decidir parte de la distribución de los fondos europeos, con la condición de que respeten los compromisos medioambientales y climáticos de la UE. Esa medida puede ser un arma de doble filo para el Principado por el poder que ejercen las comunidades del centro y sur de España, donde se concentran las explotaciones de mayor tamaño. La PAC será una palanca para lograr la ambición del Pacto Verde adoptado por Bruselas y permitirá apoyar a los agricultores en la transición verde y digital.

El pastoreo y la cría extensiva de ganado (métodos que se emplean en Asturias desde tiempos inmemoriales) serán dos de los grandes pilares de los “ecoesquemas”, los nuevos requisitos que, en virtud de la reforma, deberán cumplir los agricultores y ganaderos para percibir ayudas extras.

Los ecoesquemas son una de las principales novedades de la PAC. Cada Estado miembro debe incluir en su plan estratégico un catálogo de prácticas voluntarias encaminadas a incrementar la sostenibilidad de las explotaciones en aspectos tan importantes como la protección de los suelos, el incremento de su capacidad como sumidero de carbono, la preservación de la biodiversidad o la reducción de emisiones.

Otro de los puntos que entroncan directamente con las prácticas ancestrales asturianas es el relativo al manejo apropiado de los pastos, para el que se recomienda segar los prados y dejar las márgenes, algo que cuadra con el típico paisaje rural asturiano, con bordes cubiertos de hierba que, a su vez, protegen las fincas. Es el momento de poner rumbo a ese futuro cada vez más verde, siempre cuajado de rentabilidad.