Iván Paniceres Corrales abrió en enero de este año su estudio de arquitectura en el vivero de empresas en Santa Eulalia de Cabranes aunque como profesional ya venía ejerciendo como arquitecto en Villaviciosa, donde reside, hace un par de años. Su vida transcurre entre la villa y su oficina en el pueblo donde nació. “Soy de Cabranes de toda la vida, de Santolaya. Mi güelo, Manolo, era taxista, y mi güela, Delfina, peluquera. Cuando falleció mi padre, mi madre y yo nos trasladamos a Gijón. En aquel momento, por las circunstancias, no puede estudiar arquitectura que era mi gran vocación y opté por licenciarme en Empresariales y al poco tiempo ya monté un negocio como emprendedor rural”, explica este hombre que es un auténtico enamorado de su actual oficio y del lugar donde vive.
Antes de marchar a Madrid y licenciarse como arquitecto en 2017 tuvo tiempo a poner en marcha “una fábrica de sidra con un componente turístico, que en aquella época era una actividad poco conocida; diseñé un envase, un pequeño libro que colgaba de las botellas, un formato de caja para llevar con las manos por la calle, en fin, varias cosas por las que recibí incluso premios. Luego, cuando pude, me fui a Madrid a estudiar y cuando terminé la carrera de Arquitectura tuve que preparar el proyecto fin de carrera, que duro dos años, tiempo durante el cual colaboré con dos profesionales en Madrid, además de con profesores y en un estudio de arquitectura en Gijón“, recuerda este profesional que ya cuenta con un importante número de proyectos en cartera.
Iván Paniceres es un enamorado de la arquitectura rural y de los materiales empleados en ella. Habla con pasión del pasado pero también del presente y del futuro a la hora de construir en el medio rural respetando la arquitectura popular pero al tiempo construyendo viviendas rurales del siglo XXI. “Durante muchos años se construyó de determinada manera haciendo pequeños cambios, seguramente es por algo que las casas de pueblo son como son. Lo que se trata hoy es hacer construcciones en el campo con técnicas del mismo, pero con estándares actuales. Lo que tienes que construir es una vivienda adaptada al sitio, no puedes tener como referencia un chalet suburbano”, explica este experto.
Su criterio es que “hay que hacer una casa que no es tradicional, pero tampoco un chalé de los 90. No se trata de hacer una copia de otra casa rural. Hay que coger todas esas piezas que hay y que nos dan la imagen de casas rurales, descomponerlas y saber por qué son así. Y luego montarlas como el cliente quiera, pero cumpliendo su fin, usando los mismos materiales que se utilizaron antaño pero adaptados a la normativa actual”, dice.
Este profesional realiza también trabajos de rehabilitación. “Hago tanto obra nueva como rehabilito. La verdad es que en cuanto trabajo no me puedo quejar, estamos viviendo un auge de construcción en el campo y, desde que empezó lo del covid, mucho más”, explica este arquitecto cabranés quien resalta que hay una gran demanda de casas en el mundo rural. “La gente quiere venir a vivir a los pueblos, pero no quieren tener la casa de la ciudad en el medio rural, quieren lo que el medio rural les proporciona. Esos porches que había antiguamente, esas vistas orientadas al mediodía. Viene buscando algo que les vincule al pueblo. Pero claro, las necesidades hoy no son las mismas”, dice.
Paniceres, que actualmente está llevando a cabo la rehabilitación de una casa para museo del traje tradicional en Torazo, afirma rotundo que se puede vivir y trabajar en el medio rural. “Estoy encantando en el vivero de empresas, rodeado de naturaleza y además de un buen número de emprendedores que se apoyan los unos a los otros y con un ambiente fantástico de trabajo. Mi idea es volver a vivir aquí definitivamente”, señala.
