Nómadas digitales, bien amarrados al campo

Asturias proyecta en Europa un marco de producción sustentable y pegado a la tierra, sin miedo a correr riesgos

Cercado ganadero en el puerto de Marabio.

Cercado ganadero en el puerto de Marabio. / LNE

María José Iglesias

María José Iglesias

El campo asturiano es agricultura, ganadería, turismo, paisaje y también una forma de vida que evoluciona con la sociedad. La llegada a los pueblos de los llamados "nómadas digitales" abre expectativas y agranda la mirada hacia un ámbito rural que por primera vez en la historia de la región, acoge a pobladores estables en un territorio, hasta ahora desconocido.

Nómadas digitales, bien amarrados al campo

Nómadas digitales, bien amarrados al campo / María José Iglesias

De las nuevas expectativas demográficas que acoge el territorio rural de la región; de la producción y promoción de alimentos de calidad y de las acciones que promueven municipios y entidades privadas para insuflar vida a los pueblos habla este especial "Asturias rural. Nuestra esencia", que a lo largo de 16 páginas analiza la actualidad de un sector que genera el 20% del PIB regional y que en estos momentos vive una gran revolución: la de la lucha para que Asturias siga siendo verde y habitada.

Cuando hace unos años el profesor y estudioso del ámbito rural asturiano, Jesús Arango decía que la mejor forma de repoblar las aldeas era atrayendo inmigrantes a los pueblos, casi nadie se creía que ese futuro estaba a la vuelta de la esquina. Esos nuevos colonizadores traen computadoras de última generación en vez de azadas, y tienen más neuronas puestas en la tecnología que en las previsiones meteorológicas. Son un soplo de viento fresco para poblaciones que necesitan resurgir. El gran desafío es lograr que se queden y que a la vez, atraigan a más personas. Al fin y al cabo la historia del mundo y de las civilizaciones es la de los que dejaron un lugar para asentarse en otro. Ellos son ya los nuevos asturianos rurales.

Asturias sigue ahora los pasos de Portugal, que también lanzó un visado específico para los nómadas digitales. La iniciativa del Principado los define como "aquellos extranjeros que se desplacen a España para ejercer una actividad laboral o profesional a distancia para empresas radicadas fuera del territorio nacional mediante el uso exclusivo de medios y sistemas informáticos, telemáticos y de telecomunicaciones".

Adrián Barbón, presidente del Gobierno de Asturias, explicó durante la presentación del programa que la comunidad se abre a "un gran potencial" y que el "Principado cuenta con todos los componentes para hacer un cambio estratégico". Bajo el lema "Asturias, Nomad Paradise", el Principado ofrece en la página web del programa toda la información sobre los puntos fuertes para elegir la región para asentarse. Los visados se regulan según lo establecido en la Ley de fomento del ecosistema de las empresas emergentes, más conocida como Ley de Startups. Según explican en la web, desarrollada por el Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (Idepa), las personas que decidan acogerse al programa "tendrán la posibilidad de residir y trabajar en España durante 5 años, así como acogerse al régimen tributario especial y tributar por el impuesto sobre la renta de no residentes; con el objetivo de repatriar talento se relajan los requisitos generales para acceder a este régimen (pasando de 10 a 5 años el requisito de no residencia previa en España)". Una veintena de municipios ya están dispuestos a alojar a nómadas digitales: Aller, Belmonte de Miranda, Cabrales, Cangas de Onís, Candamo, Caso, El Franco, Gijón, Gozón, Illas, Navia, Proaza, Ribera de Arriba, Somiedo, Soto del Barco, Tineo, Valdés, Villaviciosa, Villayón y Yernes y Tameza.

La historia del campo asturiano es la de un coloso que ha logrado reinventarse ay pasar de estructuras obsoletas y ancladas en el pasado a modernos planteamientos empresariales que han convertido las ganaderías en centros tecnológicos en los que cada paso se mide. En 1980 las cuadras asturianas albergaban más de 30.000 explotaciones de leche caracterizadas por su pequeño tamaño y nula rentabilidad. La venta doméstica y el autoconsumo primaban en las aldeas, donde también se practicaba una agricultura de autoabastecimiento. El momento clave fue el ingreso de España en el entonces Mercado Común Europeo.

Vinieron reconversiones y cierres, pero también recursos económicos para emprender un lavado de cara que se saldó con la desaparición de miles de explotaciones (en el sector lácteo. La agricultura y el sector forestal siguen siendo dos de las principales asignaturas pendientes en el Principado, con un sin fin de roqueza rural por descubrir.

Asturias afronta la aplicación de una nueva reforma de la Política Agrícola Comunitaria) PAC que riega el campo de ayudas de los años ochenta del pasado siglo y que tiene su epicentro en la protección de los ecosistemas y en la conservación del medioambiente.

También han sido y son fundamentales las marcas de calidad europeas que amparan productos tradicionales como el queso Cabrales, Gamonéu, Afuega’l Pitu, Casín y Los Beyos. La ternera asturiana, la faba, el chosco de Tineo, el vino de Cangas, la sidra y la miel son otros de los integrantes de una nómina que crece. Estos productos y muchos otros también está amparados por la marca "Alimentos del Paraíso Natural", promovida por el Gobierno del Principado y tutelada por la consejería de Medio Rural.

Otra de las iniciativas que llenan de optimismo al campo es la presentación de la candidatura de la cultura de la sidra a integrar la exquisita lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que elabora la Unesco. Lograr el reconocimiento sería afianzar la presencia del sector agroalimentario asturiano en el mundo y dar a conocer un bagaje cultural que los asturianos conservan y miman desde hace siglos.