Martimporra, E. LAGAR

En la Casa Consistorial de Bimenes, la tesorería municipal se llama ayalguería; prohíbese fumar en el Ayuntamiento y hay un mostrador de atención al públicu. Porque en Bimenes el asturianu ye llingua oficial. «Fuimos el primer Ayuntamiento en declarar la cooficialidad. Luego el Tribunal Superior de Justicia de Asturias anulónos el acuerdo plenario. Pero, ¿qué? ¡Que venga el Rey a quitanos la oficialidá del asturianu!».

Son palabras de Joaquín García Gutiérrez -«llámame Xuacu»-, que fue alcalde de Bimenes durante veinte años. Este licenciado en Geografía e Historia, militante de izquierdas y en el PCE de la clandestinidad, hoy retirado de la política, fue el regidor que promovió la oficialidad del asturiano en el territorio yerbatu, tras recibir la solicitud de la Academia de la Llingua enviada a todos los ayuntamientos asturianos. Y de eso fai diez años casi justos. La declaración se efectuó en julio de 1997. Desde entonces, el primer sábado de ese mes se celebra en Xenra la fiesta de la oficialidá, que este año cumple una década.

-El razonamiento que yo me hago es que, si protegemos los hórreos y las paneras, ¿por qué no protegemos la llingua, que también es nuestro patrimonio? Y yo creo que la única forma de protegerlo es declarar la oficialidad. No pasa nada. ¿Qué va a pasar? De lo que se trata es de salvar una riqueza cultural.

Xuacu García no entra en profundidades filológicas. No le importa mucho si lo que aprendió a hablar de guaje tiene la suficiente uniformidad para considerarse lengua, «hay diferencias en el asturiano según donde se hable, pero, después de todo, tampoco el castellano es igual en Extremadura que en La Mancha», argumenta. Y lo que tiene claro es que, mientras no exista un uso más extendido de la llingua en los medios de comunicación, el asunto pinta negro.

En lo posible

El ex alcalde yerbatu es consciente de que la declaración de cooficialidad en Bimenes tenía mucho de machada, pues, en realidad, poco podía ayudar un pequeño concejo de 2.000 habitantes a fomentar la aceptación del asturiano en las instancias administrativas o a contribuir a su pervivencia. «Pero nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, hicimos lo que pudimos». Promovieron un cambio en la cartelería del Ayuntamiento, empezaron a aceptar escritos en asturiano y también cambiaron la toponimia del concejo, de acuerdo con la peculiaridad vocálica de Bimenes, donde, en vez de comer pipas, se comen pipis. A su vez, el cementerio se indica por cimenteriu.

Xuacu Díaz confiesa que recibió presiones de algún responsable del Gobierno autonómico de entonces para que desistiera de su idea de mantener la oficialidad del asturiano. «Yo no entendía nada de lo que me estaba diciendo». El ex Alcalde asegura que la medida contó con el respaldo vecinal, pues suponía el reconocimiento público de unos usos lingüísticos que muchos llevaban con cierta vergüenza.

-Cuando yo iba a escuela, sobre los años cincuenta, como se te escapara un «baxé», un «dixi» o un «fixi» ya teníes ganá una hostia. Teníamos cierto complejo de inferioridad. Había que hablar «fino».

El concejo yerbatu está hermanado con el concejo de Miranda do Douro, donde se habla el mirandés, emparentado con el asturiano. Una delegación mirandesa acostumbra a acudir a la fiesta de la oficialidá para respaldar a los yerbatos. En el año 1999, el Gobierno portugués reconoció oficialmente a los hablantes de mirandés el derecho a utilizar su lengua en las instituciones de sus áreas de influencia. El ex alcalde de Bimenes no se resiste a hacer la comparación: «El asunto del mirandés, que pueden hablar unas 10.000 personas, se debatió en el Parlamento de la nación portuguesa, y obtuvo el reconocimiento oficial. Nosotros, en cambio, seguimos así, retrasando la oficialidad».