Oviedo,

N. M. DEL CAMPO

La Federación Socialista Asturiana (FSA) tiene la guillotina que aplica a los militantes díscolos más engrasada y afilada que Izquierda Unida (IU), y presume de ello. A lo largo de los siete días que duró la crisis de Cangas del Narcea -que se resolvió ayer con la expulsión de los tres concejales de la coalición-, los socialistas han reprochado las contemplaciones, a su juicio excesivas, de los dirigentes de IU con la asamblea canguesa.

Cada vez que tenían ocasión, los líderes del PSOE regional ponían sobre la mesa -o ante el micrófono- su rapidez y eficacia en la resolución de los conflictos internos de Castrillón y Grado, donde la dirección de la FSA se vio obligada a intervenir y disolver dos importantes agrupaciones locales:

lCastrillón: El 6 de septiembre de 2004, el secretario de política municipal de la FSA, Benjamín Gutiérrez, advirtió por escrito a los concejales de Castrillón de que la organización «no autoriza» la moción de censura anunciada contra la alcaldesa Ángela Vallina, de Izquierda Unida, y, que si se llevaba a efecto, sería considerada una «falta muy grave».

Al día siguiente dos concejales socialistas, Francisco Arias y su esposa, Pilar Estévez, que formaba parte de la ejecutiva regional, firman la solicitud de moción de censura. La FSA envía de inmediato una comunicación a Ferraz solicitando la expulsión de los dos ediles, que resuelve expulsarlos ese mismo día.

Una semana más tarde, el 15 de septiembre, la dirección federal, a petición de la FSA, disuelve la agrupación socialista de Castrillón. El día 20, cuando prospera la moción de censura con los votos de los ediles socialistas, la dirección regional sigue el mismo procedimiento y expulsa al resto de los concejales.

A raíz de las elecciones del 27 de mayo, IU ha vuelto a recuperar el gobierno de Castrillón. Y con el apoyo socialista.

l Grado: El 14 de junio de 2004, día de la constitución de las corporaciones locales tras las elecciones autonómicas de mayo de ese año, los socialistas moscones se aliaron con el PP para arrebatarle la Alcaldía a la lista más votada, la de José Sierra (IU). Ese mismo día, la FSA expulsó a todos los concejales y disolvió la junta local de Grado «por haber incumplido los acuerdos regionales con Izquierda Unida y no haber permitido la investidura de José Sierra.

lMorcín: En el concejo del Caudal, el grupo municipal de Izquierda Unida se opuso a formar gobierno con el PSOE para arrebatar la Alcaldía al PP, lista más votada, y permitió que los populares gobernasen en minoría. Aunque la dirección regional de IU aseguró que expulsaría a los tres concejales que se habían negado a apoyar la investidura del candidato socialista, nunca lo hizo.

Meses más tarde prosperó una moción de censura que situó a Jesús Barbao (PSOE) al frente de la Alcaldía con el apoyo de IU. Antes, la coalición izquierdista había puesto como condición que el candidato socialista renunciase en favor de su «número dos», Barbao. Y el PSOE aceptó.

Las consecuencias electorales de haber disuelto las agrupaciones locales de Grado y Castrillón son evidentes. En el primer concejo gobernará el PP (con el apoyo de algunos de los concejales expulsados del PSOE, ahora en otra candidatura) y en el segundo, donde los socialistas sufrieron un descalabro electoral, lo hará Izquierda Unida. Pero lo cierto es que los responsables de la FSA, con el secretario de organización Jesús Gutiérrez a la cabeza, han demostrado lo afilado de su guillotina.