Oviedo, Diego CAMPO

Con el sabor agridulce que ha dejado el pasado mes de julio en los datos de ocupación hotelera, los empresarios afrontan agosto -mes decisivo donde los haya para sus intereses- con incertidumbre. Aunque las previsiones indican que la ocupación media para el próximo mes es de un 62%, Daniel García, portavoz de Hoteles de Asturias, colectivo que pertenece a Hostelería de Asturias y que engloba 217 establecimientos de este tipo, calcula que se puedan alcanzar las cotas normales de un 85-90 por ciento de ocupación. García indica que la causa a la disparidad de esas cifras de reserva se debe a «cierto retraso en la formalización de las reservas».

Tanto Hostelería de Asturias como Unión Hotelera, asociaciones que representan a más de 400 establecimientos de este tipo en Asturias, insisten en indicar «la provisionalidad de las cifras al tratarse de aproximaciones y no datos cerrados». Esas previsiones apuntan a que, por distribución geográfica, las alas de la región presentan mejor nivel de ocupación previsto para el mes de agosto que la zona central, con un 78% de ocupación en el Occidente, un 66% en el Oriente y un 53% en la zona centro.

Daniel García destaca que «existe un cambio en los hábitos de los turistas, que se caracteriza por un mayor número de escapadas a lo largo del año y por una menor estancia en los lugares de destino». Este cambio de tendencia es considerado por el portavoz de Hoteles de Asturias como un hecho «a tener en cuenta de cara al futuro» y añade que «es de esperar que tenga mayor repercusión sobre los establecimientos rurales».

Por ello, Daniel García avanza que «el futuro» pasa por «asumir que las necesidades del turista están en permanente cambio» y que la labor de los hosteleros debe «adaptarse a las mismas en el menor tiempo posible, para seguir siendo un destino competitivo».

Entre las razones que pueden apuntar esta tendencia marcada por la incertidumbre, se encuentran las coyunturas económicas del país de procedencia de los turistas. Hostelería de Asturias señala que, en el caso español, «el encarecimiento de los tipos de interés» y el hecho de que «las familias con rentas medias destinen la mitad de sueldos a las hipotecas» acaban por hacer «imposible planificar unas vacaciones». Los consumidores procuran ajustar sus disponibilidades económicas al máximo. No trabajan con plazos fijos (un mes, dos semanas, una), sino variables: pueden estar tres, cinco u ocho días, según sean sus ahorros.

En el mismo sentido se pronuncia la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), que relaciona directamente las estrecheces económicas y la caída de la ocupación. Ante este panorama, Hostelería de Asturias insiste en que el trabajo pasa «por adecuar la oferta a esa nueva demanda de los turistas», que acortan sus estancias y las espacian a lo largo del año.

A ese cambio de hábitos ayuda el uso de las nuevas tecnologías como medio para formalizar reservas y evitar intermediaciones. «Dada la sensibilidad que el cliente vuelve a tener por la variable económica, la red permite que sea él quien confeccione sus vacaciones estudiando las diferentes cotizaciones y ofertas de última hora», afirma García. Desde Hostelería de Asturias se indica que cerca del 65% de sus asociados ha «mantenido los precios de 2006» de cara a facilitar y aumentar el índice de reservas.

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