Oviedo, C. JIMÉNEZ

La proyección de la sidra hacia el exterior es creciente. En la última década las ventas fuera de Asturias han crecido entre un 15 y un 20 por ciento, según los datos que maneja la Asociación de Lagareros de Asturias (ALA). Su presidente, José María Osoro, sostiene que la comercialización de la sidra en grandes superficies comerciales y otros establecimientos ajenos a los locales de hostelería tradicionales ha permitido introducir la bebida en otros mercados.

Los elaboradores también han observado una mayor iniciativa por parte del sector hostelero en todas las variedades de sidra. «Algunos empresarios de fuera de Asturias han visto en la sidra un posible reclamo para la clientela», sostiene Osoro en referencia a las franquicias surgidas en varias comunidades autónomas en torno al caldo regional.

En el último año se elaboraron 45 millones de litros de sidra en Asturias. De éstos, un millón se corresponde con las variedades incluidas en la denominación de origen. El consumo en el Principado también es significativo: cincuenta litros por asturiano al año.

En cuanto al perfil del consumidor, el presidente de ALA señala que los mayores consumidores «nos han dejado» y la baja natalidad hace prever un descenso de las ventas. Por eso, dice Osoro, es importante que la juventud apueste por la sidra.

En las dos últimas décadas también ha cambiado el perfil del consumidor. Del varón de edad avanzada en la zona rural, se ha pasado a un consumo urbano con una frecuencia de una a dos veces por semana, tal y como explica el presidente de ALA. Existen, además, dos franjas de edades diferenciadas. Por un lado, los bebedores de sidra de 18 a 35 años, que son los nuevos consumidores y, por otro, los de 35 a 55 años.

Si la producción mantiene la tendencia estable de los últimos años, los lagareros confían en las nuevas generaciones para garantizar el futuro de la sidra.