Oviedo, L. Á. V.

El delegado del Gobierno, Antonio Trevín, presentó hace dos semanas en las instalaciones de Buenavista ocho nuevos vehículos patrulla para el Cuerpo Nacional de Policía, a los que seguirán otros 25 antes de fin de año. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, al menos para la Unión Federal de Policía (UFP), que ya elevó una sonora protesta ante el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, por considerar que los vehículos tienen deficiencias serias en cuanto a seguridad.

Según manifestó Santiago Puente, secretario regional de UFP, los agentes que miden más de 1,75 tienen dificultades para entrar en los vehículos, al haberse ampliado el espacio habitual destinado a los detenidos, algo a su modo de ver incongruente, ya que quienes pasan ocho horas en el interior del coche son los agentes.

Pero es lo de menos en estas «nuevas radiopatrullas-patera», como las definió Puente. No cuentan con asientos de protección lumbar ni con espacio para ubicar los instrumentos de dotación reglamentarios, añadió. Carecen, además, del control de estabilidad ESP, esencial para casos de persecución y que cuesta «entre 300 y 400 euros».

Tampoco tienen, indicó Puente, faros antiniebla, para paliar el déficit de visibilidad en invierno o días de niebla, tan propios de Asturias. La conformación de los vehículos hace que la visibilidad lateral desde las ventanillas delanteras sea nula, según el sindicalista, lo que incrementa el riesgo de accidente de circulación.

También hay quejas sobre la ubicación del equipo de transmisiones, situado bajo el cenicero, lo que «entorpece y complica una labor tan sencilla y habitual como subir y bajar el volumen del radiotransmisor».

Según manifiesta la UFP abiertamente, los vehículos no respetan la normativa en materia de seguridad y salud laboral y tomarán las medidas oportunas para que los agentes desempeñen su labor de manera digna.