o soy capaz de entender la actitud de quienes aún festejan con alborozo los desplantes del presidente Bush al presidente Zapatero. Sea cual sea el juicio que Zapatero merezca a cada uno, es el presidente del Gobierno de España. Pero más allá de eso, debemos recordar que el motivo de los desprecios de Bush no es otro que la retirada de España de Irak. En ese momento España actuó como una nación soberana que sigue la voluntad mayoritaria de su pueblo. La España patriotera que celebra los desprecios de Bush resulta ser muy poco patriota. Al final de su mandato, cuatro de cada cinco norteamericanos creen que su país va por el camino equivocado, y casi todos piensan, en el mundo y desde luego en España, que la guerra de Irak ha sido un error estrepitoso. La imagen de Zapatero aislado, mientras otros mandatarios palmean a Bush, o ríen sus gracias, bien podría ser vista como la imagen de la dignidad.