Oviedo, Luján PALACIOS

Las pruebas de paternidad llegan hasta el mundo animal y, como en el caso de los humanos, también pueden ocasionar más de una sorpresa. Así, dos pollos de alimoche nacidos supuestamente en cautividad en el zoológico La Grandera de Sotu Cangues, en Cangas de Onís, no son hijos de los que hasta ahora se creían sus padres biológicos. Eso es, al menos, lo que vienen a concluir las pruebas genéticas realizadas a estos dos ejemplares de las instalaciones del empresario Ernesto Junco: el ADN de los polluelos no coincide con el de sus progenitores.

La polémica en torno a estos dos retoños de alimoche viene de lejos. El propietario de La Grandera, Ernesto Junco, anunció en agosto del año pasado el nacimiento en cautividad de los dos polluelos, tras haber pasado los huevos fértiles por las incubadoras de la instalación. La Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies (COA) puso en duda desde el principio de la veracidad de estas reproducciones en cautividad de una especie que, al igual que el quebrantahuesos, presenta numerosas dificultades de supervivencia.

El colectivo presidido por Adrián Vigil presentó el año pasado una denuncia ante la fiscalía de medio ambiente sobre la supuesta procedencia ilegal de estas dos crías de alimoche, por si los hechos pudieran ser constitutivos de ilícito penal, toda vez que los alimoches están incluidos en el catálogo regional de especies amenazadas de la fauna vertebrada del Principado.

La fiscalía de medio ambiente ordenó entonces que los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural comprobasen si era cierto el nacimiento en cautividad de los polluelos, y que los responsables del zoológico explicaran el proceso para lograrlo.

El Servicio de Sanidad Animal envió a dos técnicos al zoológico con el cometido de tomar muestras de sangre a los animales. Las muestras fueron remitidas al Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Alimentario (Serida), que se encargó de llevar a cabo las pruebas de compatibilidad genética.

Los análisis de los perfiles genéticos de los hijos y de los supuestos padres ha revelado que existen determinados alelos en los dos pollos que no están presentes en la posible madre, con lo que «la maternidad quedaría excluida», según el escrito del fiscal. En el caso del supuesto padre, sí se han podido encontrar alelos que comparten los polluelos, por lo que la paternidad no podría excluirse. La Coordinadora Ornitolóxica explica que esta coincidencia de alelos podría deberse también a otro tipo de parentesco, no exclusivamente el paterno, con lo que «las dudas no quedan zanjadas».

En todo caso, la madre de los pollos no sería una progenitora biológica, con lo que el fiscal indica que el informe podría apuntar hacia «un posible delito contra la fauna». Por ello, la fiscalía ha decretado que se formule una denuncia ante el Juzgado de Cangas de Onís, que ya ha sido formalizada por la Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies.

Adrián Vigil ha presentado además un escrito al director general de Biodiversidad y Paisaje de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, José Félix Gaona, en el que se reclama que realice una inspección en este centro y se verifique la procedencia o tenencia legal de todas las aves, así como que se tenga en el futuro un control riguroso sobre todas las entradas de ejemplares al centro y los supuestos nacimientos que se registren.