Oviedo, E. URQUIOLA

Alicia Laspra, doctora en Filología Inglesa, con premio extraordinario por la Universidad de Oviedo, destacó el lunes el papel de Asturias en la obtención del apoyo británico contra la invasión napoleónica. Laspra pronunció el lunes la conferencia «La intervención británica en Asturias durante la guerra de Independencia: paradojas de una alianza», en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. La charla forma parte del ciclo organizado por este diario con el fin de conmemorar la guerra de la Independencia.

Alicia Laspra relató en su intervención cómo en la noche del 24 al 25 de mayo de 1808 la Junta General del Principado se reunió y se constituyó en Junta Suprema para rechazar la autoridad oficial del Gobierno afrancesado. Y una de las medidas que tomó esta Junta fue «enviar representantes al Reino Unido para intentar establecer una alianza con el Gobierno británico».

Cuando el Parlamento del Reino Unido decidió apoyar a España, los asturianos fueron los únicos representantes que actuaron en Londres antes de la llegada de los gallegos y de los andaluces. «El caso de Asturias es muy interesante, no sólo por los beneficios que adquiere Asturias, sino también como impulsor de la alianza que el Reino Unido establecerá con España», manifestó Laspra.

En el campo diplomático, se instauró una alianza formalizada en enero de 1809, «aunque ya venía funcionando desde antes», que se tradujo en el envío de representantes británicos y ayuda financiera a la nación. En el militar, Laspra puso de relieve la actuación de soldados británicos que participaron y dirigieron operaciones bélicas. «Fueron de una importancia clave, y no han recibido el tratamiento que merecen», aseguró la experta, ya que el Reino Unido aportó «no sólo personal, también una cantidad ingente de equipamiento y oficiales de enlace que se situaron al lado de los generales españoles más importantes».

En el aspecto popular, Laspra destacó el apoyo propagandístico de la prensa, o la presencia de Asturias y España en las obras de escritores románticos como lord Byron, Felicia Hemans, Wordsworth, o Walter Scott. También subrayó la ayuda económica que el pueblo británico realizó para la causa española.

También hubo situaciones de desencuentro. «No todo es bonito y no todo es bueno», dijo la filóloga, quien demostró, por medio de catorce fuentes documentales, algunos de los casos.

Por ejemplo, el del embajador británico J. H. Frere, que propuso que el general Wellington debería hacerse cargo del Ejército portugués, español y británico. Este hecho generó una contestación por parte de España que, según palabras de Laspra, «casi le cuesta el puesto».

Otros ejemplos comentados por la especialista fueron los «numerosos desencuentros» del duque de Wellington con el general de los Ejércitos de Castilla, G. García de la Cuesta, entre los que indicó una carta en la que decía: «La tozudez de ese anciano caballero está privándonos la mejor baza que jamás ha tenido un Ejército».