Marián MARTÍNEZ

Oviedo,

«¡Viva la Junta!» «¡Viva Asturias!», se oyó en boca de la aldeana Joaquina Bobela y del marqués de Santa Cruz, Joaquín Navia Osorio, tras la lectura del manifiesto fechado el 25 de mayo de 1808. El conde de Agüera, Nicolás Cañedo, acababa de anunciar la decisión de la Junta General de reclutar un Ejército de 20.000 hombres para luchar contra las tropas de Napoleón. Era la declaración de guerra a los franceses. Y, también, de «planteamientos que iban a significar el paso del antiguo régimen al liberalismo», según destacó ayer, dos siglos después de aquellos hechos, la presidenta de la Junta General, María Jesús Álvarez,

El palacio que aloja al Parlamento regional se convirtió ayer en un improvisado escenario en el que actores de «Teatro Margen» trasladaron a los presentes a aquel histórico día de mayo de principios del siglo XIX. Una jornada en la que la Junta General se constituyó en Junta Suprema, declaró la guerra al Ejército de Napoleón y acordó enviar embajadores a Gran Bretaña.

El conde de Agüera (representado por el actor José Antonio Lobato) leyó el texto aprobado aquella primavera doscientos años atrás en el que llamaba a la insurrección «en nombre de la religión, la patria y la común felicidad». Había que pelear contra los franceses, «violadores de la fe y de la justicia» y que, según las noticias que llegaban de la vecina Portugal, condenaban al miedo y a la miseria a los pueblos que conquistaban.

La exaltación del momento, encarnada ayer por Joaquina Bobela (la actriz Ángeles Arenas) y el marqués de Santa Cruz (el actor José Luis de San Martín), fue el preludio de un cruento y largo conflicto, la guerra de la Independencia, que culminó en las Cortes de Cádiz y en el primer texto constitucional moderno de España.

La Junta General fue la primera del país en pronunciarse contra «el enemigo invasor». «La Asturias y los asturianos de entonces cobraron un protagonismo que fue más allá de su importancia territorial y muy por encima de su peso demográfico y de su situación geográfica», remarcó la presidenta de la Cámara. Licenciada en Geografía e Historia, María Jesús Álvarez ejerció, encantada, de perfecta anfitriona.

El objetivo del actor fue rendir homenaje a la Junta «por su protagonismo indiscutible compartiendo, con los peros que se quiera, el sentir popular de rechazo a la invasión clave en los levantamientos que se produjeron en las principales villas y ciudades asturianas», añadió Álvarez. No se trataba de ensalzar la guerra, sino de «poner de manifiesto cómo la Junta inicia un camino político diferente que está en la base de la ruptura con las estructuras del antiguo y caduco régimen y que aquella "nación en armas" pone las bases del Estado moderno», añadió.

El bando del 25 de mayo de 1808 exhortaba expresamente a los ayuntamientos «a que obedezcan al excelentísimo marqués de Santa Cruz, como general del Exército defensivo asturiano». Y así se hizo, dando avituallamiento a los soldados y acogiendo a una perseguida Junta Suprema. «Este compromiso colectivo conllevó enormes sacrificios en toda Asturias», subrayó ayer Juan Fernández Pereiro, presidente de la Federación Asturiana de Concejos (FACC) y alcalde de Valdés.

Resaltó que 19 de las 24 unidades militares que se crearon llevaban los nombres de sus tierras de origen: Cangas de Tineo, Castropol, Navia, Infiesto, Avilés, Candás y Luanco, Pravia, Colunga, Salas, Luarca, Ribadesella, Siero, Grado, Cangas de Onís, Lena, Oviedo, Gijón, Llanes y Villaviciosa. «En los ayuntamientos asturianos nos sentimos orgullosos de que hayan sido hijos e hijas de nuestros concejos quienes contagiaran a España con su grito de libertad e hicieran posible que desde entonces ya nada volviera a ser como era en nuestro país», concluyó.