Mestas de Con (Cangas de Onís), Alba SÁNCHEZ R.

Un hombre decide celebrar su 30.º cumpleaños rodeado de amigos. Hasta ahí, todo normal. Decide hacerlo, además, en un hotel y durante un fin de semana entero. Ya se sale de lo habitual. Para celebrarlo, vuela de Londres a Asturias. Tampoco es frecuente. Y sus amigos son, como él, consultores empresariales de alto standing con unos currículos envidiables. Eso ya se escapa del cuadro.

El hombre que se estrena en la treintena es Javier Cuadriello, un ingeniero aeronáutico que desde hace siete años cambió de actividad profesional. No fue un salto cualquiera. Antes, su trabajo era el propio de un ingeniero aeronáutico. Por ejemplo, con la empresa estadounidense Space Telescope Science Institute, que colaboró con la NASA en las tareas de reparación del telescopio Hubble. También hacía motores para satélites. Eran tareas de altura en todos los sentidos.

Cuando regresó a Londres -ya había vivido años antes en la capital británica- empezó a dedicarse a la consultoría empresarial. Desde hace un año, su cometido incluye el asesoramiento tecnológico a Mercedes Benz y Chrysler en Sudamérica. Esa tarea le obliga a viajar a México, Detroit, Brasil y Alemania con notable frecuencia.

En muchos de esos viajes va haciendo amigos de múltiples nacionalidades. Y algunos de ellos son los que estuvieron con él durante el fin de semana en la celebración del cumpleaños. En el grupo había ingleses, alemanes, irlandeses y suecos.

Pese a tanta diversidad de naciones, la agenda de actividades relacionada con el «cumple» incluía excursiones de asturianía recia. Ejemplos: visita al santuario de Covadonga, subida a los Lagos y comida en una sidrería en el concejo de Onís, con la sidra como bebida.

Entre los planes tenía sitio también el recorrido de la ruta del Cares. Su realización, prevista para ayer, estaba pendiente del parte meteorológico, no muy favorable. Con tormentas es una excursión bien poco aconsejable.

Y luego, vuelta a Londres, y de nuevo a viajar. Algo que no pilla de sorpresa a Javier Cuadriello. Su vida ya ha sido bastante ajetreada en este punto. Entre otras razones porque su madre, Eva Rodríguez Braña, trabajó como asesora de educación en la Embajada de España en Washington. El desempeño de estas labores -que incluían también la obligación de estar al tanto y colaborar en la solución de los problemas de educación de los países sudamericanos- obligó a la familia a desplazarse a Estados Unidos.

Allí, en Estados Unidos, fue donde Javier Cuadriello completó su formación académica. El currículum es amplio. Tanto como el de algunos de sus amigos. Ahora todos pueden añadir otro dato más a sus abultados currículos: haber dejado Londres durante un fin de semana para soplar las velas del cumpleaños de Javier a los pies de los Picos. Fue un cumpleaños de altura.