Oviedo, Luján PALACIOS

Miguel Ángel García Lado (Cangas del Narcea, 1949) es un naturalista apasionado de las aves, colaborador del ornitólogo Alfredo Noval, fallecido en 2000. García Lado acaba de publicar un extenso catálogo de las aves de Asturias, editado por La Cruz de Grado e ilustrado por él mismo, tras muchos años de observación.

-¿Cómo nace este catálogo?

-Es un libro que ha surgido después de una intensa relación de colaboración con Alfredo Noval, con quien tuve la suerte de trabajar. Él fue el manantial del que bebí y del que bebieron casi todos los naturalistas de Asturias, y él me motivó y me inspiró para elaborar este catálogo. Es un libro complejo porque recopila todas las especies de aves que hubo en Asturias en los últimos 40 años. Muchas de ellas ya han desaparecido por el cambio climático, otras están desapareciendo de forma lenta y lamentablemente no parece que haya un remedio para ello. Catalogo unas 230 especies, todas con ilustraciones, fruto de la observación de muchos años.

-¿Cómo afecta el supuesto cambio climático a las aves?

-Los cambios se observan de manera más evidente en los flujos migratorios. Hay aves que adelantan sus flujos, otras que no vienen, como golondrinas y vencejos, en los que ha habido un descenso espectacular de ejemplares que migran, cuando el asentamiento de nidos en Asturias fue siempre muy abundante. Hoy en día se han diezmado, y posiblemente por el cambio climático. Pero el ejemplo más palpable es el del urogallo, en los últimos años ha caído de manera considerable el número de ejemplares en los cantaderos. Cada día están más vacíos, estamos ante una regresión atroz. El urogallo va camino, inexorablemente, de no ser más que un recuerdo en Asturias.

-¿Qué medidas propondría para evitar esta situación?

-La única medida para salvar la desaparición del urogallo sería la reintroducción de ejemplares de otros países de Europa. El problema es que la diferencia genética es abismal, estamos ante una especie con unas características completamente específicas.

-¿Qué le parece el proyecto para la reintroducción del quebrantahuesos en la cordillera Cantábrica?

-Si este proyecto saliera adelante, sería algo extraordinario. Tiene visos de ser muy válido; es posible que el plan salga bien porque el hábitat está muy bien elegido y lo están llevando a cabo profesionales muy cualificados.

-¿Qué diagnóstico hace de la situación actual de Asturias como espacio ornitológico?

-Asturias es un verdadero paraíso para las aves, con una cantidad enorme de especies que no sabemos valorar. Serían muy deseables actuaciones de educación con los niños, desde pequeños, para que aprendan a conocer y amar a las aves, ya que somos privilegiados en cuanto a cantidad y variedad.

-¿Cree que la reproducción de «Paca» y «Tola» es viable?

-De momento, las osas están viviendo en un espacio donde la presencia del hombre puede alterar muchos de sus factores de comportamiento. La intimidad es fundamental para que una osa esté receptiva. Y en las condiciones en que están las osas me extrañaría muchísimo que el proyecto llegase a buen término. A ello hay que añadir que el inicio de la madurez sexual en las osas se sitúa entre los 4 o los 5 años, y «Paca» y «Tola», con 19, ya no están en una edad precisamente atractiva para ello.

-¿Qué le parecen las visitas turísticas para ver osos en libertad?

-La gente ha tomado la imagen del oso como un animal de entretenimiento, y estamos equivocados. Es un animal tan emblemático como necesario en Asturias, y no es una especie para procurar entretenimiento a los turistas. Al paso que vamos, si no se toman medidas, el oso se encamina a la extinción a pasos agigantados.

-Se está detectando un uso creciente de venenos.

-Son muchos los factores que influyen negativamente sobre los animales en Asturias, y no sólo el veneno. También están las talas, las pistas forestales, cazas furtivas... Los venenos son uno más de los problemas a que se enfrentan los animales. Y el hombre es el único animal que se enfrenta a sí mismo. No nos damos cuenta de lo que tenemos, y las actuaciones irresponsables nos llevan a situaciones que luego lamentamos.