Oviedo, L. Á. VEGA

José Félix I. V., acusado de intentar tirar por la ventana a su novia, en Gijón, trató ayer de convencer a los magistrados de la Audiencia de que todo el incidente se debió al consumo compulsivo de drogas y alcohol, aunque tampoco reconoció haber amenazado la vida de su pareja ni haberla suspendido sobre el vacío.

El día de los hechos, relató, había estado con ella celebrando una comunión. La relación de sustancias fue apabullante: «Un vermú, siete cervezas, tres botellas de vino, cinco chupitos de licor, seis copas de champán, tres whiskis, cinco cacharros, dos porros de maría, otros dos de hachís, dos rayas y un gramo de coca», recontó. El magistrado Manuel Avello preguntó, no sin cierta sorna, cómo había sido capaz de desplazarse con el coche desde el restaurante hasta la casa de su novia. «Fue ella la que me agredió a mí, me tiró una silla y cuando iba a coger mis cosas comenzó a darme puñetazos. Llegó a clavarme un bolígrafo», aseguró. Sí reconoció haberle tirado el móvil por la ventana, cuando la mujer trataba de avisar a la Policía. «Me puse nervioso», se justificó. El hombre, para el que la fiscal pide 4 años y 9 meses de cárcel -7 años la acusación particular-, añadió que ambos consumían drogas, algo que la mujer negó rotundamente, añadiendo que el acusado le había quitado 300 euros. «Llegó dando voces e insultado. Al final le abrí, porque estaba molestando a un vecino. Comenzó a llamarme "puta" y a ponerse superviolento. Me tiró una silla, pero no me dio. Luego me agarró del pelo y de la cadera y me sacó por la ventana. No entraba en razón, sólo decía que me iba a matar», relató la joven. «No estaba bebido, pero se puso como loco», añadió. La compañera de piso de la mujer corroboró la versión de la víctima.