El Che Guevara tuvo la fortuna de ser asesinado a tiempo, cuando su causa revolucionaria, errada o no, aún estaba hecha de romanticismo heroico. Así pudo convertirse en mito y protagonizar el filme que acaba de ser premiado en Cannes. De haber progresado en la captación de guerrilleros y en la ocupación de territorio, no hay que descartar que hubiera acabado en algo parecido a Tirofijo, muerto en los días del premio. Tirofijo dirigía las FARC, un ejército de miles de soldados que invoca la ideología marxista-leninista pero se ha especializado en el secuestro y se financia en parte con el narcotráfico. Aunque esta idea escandalice a muchos, suele ser el final terrible de quienes intentan realizar por la violencia un sueño. Felices sueños los que quedan en sueños, e iluminan lo justo para mover las cosas, sin sufrir el destino de toda nube al tomar tierra de pronto: formar un barrizal.