Oviedo, M. I. S.

Las grandes batallas de la Guerra de la Independencia no tuvieron lugar en Asturias. Pero la importancia estratégica de su territorio, reconocida por el propio Napoleón, lo elevó a la categoría de escenario preferente de los choques que fueron desgastando al ejército francés y minando el ánimo de sus tropas hasta frustrar del todo sus pretensiones. Una de esas colisiones fue la batalla de El Puelo, que tuvo lugar a principios de 1811 en las inmediaciones de esta localidad perteneciente hoy al concejo de Cangas del Narcea. Los pormenores de la batalla se relatan en el fascículo 37.º de la obra «La Guerra de la Independencia en Asturias» que hoy entrega LA NUEVA ESPAÑA.

El combate se gestó en el retroceso de las tropas asturianas hacia el Occidente. Las guarniciones, que hasta ese momento mantenían a los franceses detenidos en torno a la línea de los ríos Nalón y Narcea, se retiraron para fortificar algunos puntos ante la previsión de un ataque francés. El enemigo aprovechó esta circunstancia para explorar los territorios al oeste de los cauces fluviales que hasta ese momento les habían frenado.

Los ejércitos españoles, al mando de los comandantes generales Losada y Porlier, les esperaron apostados en las alturas de El Puelo, una población elevada sobre un cordal entre los ríos Arganza y Narcea, en el camino que iba de Tineo a Cangas de Tineo (hoy del Narcea). Los planes de Losada y Porlier tuvieron éxito, y sus tropas hicieron retroceder de nuevo a los franceses, pero no sin antes sufrir lo indecible ante el acoso de las milicias del general Valletaux. Sus 1.500 hombres tomaron las casas de El Puelo y, en dos columnas, consiguieron inicialmente poner en retirada a los españoles. Pero la intervención de los Húsares de Cantabria que mandaba Porlier contuvo el avance francés.

Según el relato firmado por Losada, los soldados de Porlier «no solamente contuvieron a los enemigos, sino que arrollaron varias veces su caballería, les hicieron replegarse, les causaron pérdida notable y se portaron con tanta serenidad y valentía que nuestra Infantería, a su abrigo, se retiró por más de una legua muy poco a poco y sin experimentar casi daño alguno. He dado las gracias derramando lágrimas a aquel trozo de valientes héroes». La defensa de Porlier decantó del lado español este episodio central de la parte de la guerra que se libró en Asturias, uno de tantos choques de desgaste que en este caso terminó con las tropas francesas en su lugar de origen, detenidas al este de la línea Nalón-Narcea.