Oviedo, I. R.

Apostar por medidas educacionales no va reñido con elevar a 18 años la edad permitida para comprar alcohol. Las dos vías, según el fiscal antidroga, son «complementarias».

José Perals asegura que si bien la educación es fundamental para la prevención, son necesarias «medidas restrictivas».

Según la encuesta del plan nacional sobre drogas, el 52 por ciento de los estudiantes de 14 a 18 años se ha emborrachado alguna vez. No hay distinciones entre chicos y chicas, algo que no sucedía hace algunos años. En términos generales, la bebida consumida por un mayor número de estudiantes son los combinados o «cubatas», aunque en días laborales lo predominante es la cerveza. En cuanto a los lugares de adquisición, lo hacen en bares, pubs o discotecas, y, en una proporción muy alta, en supermercados.

La ingesta de alcohol por sí misma no es el único peligro de este comportamiento. El estudio señala que una cuarta parte de los estudiantes de 14 a 18 años admite haber sido pasajera, en el último año, de vehículos conducidos por personas que iban bajo los efectos del alcohol. Además, el diez por ciento asegura que condujo -generalmente motos- en estado de embriaguez.

Según José Perals, aunque la edad de inicio en la ingesta de alcohol se mantiene en los 13 años desde hace quince años, a esta circunstancia hay que sumar en la última década un cambio radical en la forma de consumo, ya que ha pasado a ser un destino en sí mismo, buscándose «la borrachera por la borrachera», lo cual ha incrementado el número de intoxicaciones etílicas severas y de urgencias hospitalarias. De esto tiene buena culpa la aparición del fenómeno del «botellón», por el que los jóvenes se reúnen en parques y plazas a consumir bebidas compradas principalmente en supermercados.