Oviedo,

Ignacio PULIDO

Gonzalo Gayo Corbella, periodista de profesión y vaqueiro de corazón, es actualmente presidente de la Asociación Cultural de los Vaqueiros de Alzada. A lo largo de nueve años de actividad, ha luchado por recuperar las tradiciones, las costumbres y por devolver a este colectivo la dignidad arrebatada tras años de condena al más absoluto de los ostracismos.

-¿Están los vaqueiros abandonados a su suerte?

-Creo que sí y, además, un sí en mayúsculas. Resultan lamentables las condiciones en que se encuentran muchas brañas.

-¿Cómo se manifiesta ese abandono?

-Estamos en el siglo XXI y hace cinco años no había alumbrado público en muchas brañas. Hubo que pelear por ello, porque no había sensibilidad en los ayuntamientos. El asfaltado de los caminos ni se lo plantean prácticamente y cuesta sangre, sudor y lágrimas conseguirlo. Eso es importante porque la base de la economía de las brañas es la leche y los camiones no pueden entrar a recogerla, hay que salir a las carreteras y me parece un poco tercermundista.

-¿Está lastrando el progreso de los vaqueiros?

-Es una forma de seguir asfixiando su economía y crear un mundo aislado sin respetar sus derechos. Lo que se pide es justicia social e inversiones para las brañas.

-¿Dónde surge esta desidia?

-En el desconocimiento. La política se hace de un día para otro, y a los vaqueiros siempre se nos tuvo comiendo aparte. Es una mala actitud desarrollada durante siglos a través de los cuales hemos acumulado un déficit enorme de infraestructuras. El «plan E» no es sólo para hacer aceras en las poblaciones importantes, es también para abrir y asfaltar caminos, instalar alumbrado, saneamiento y traídas de agua, tareas que aún hoy están pendientes en las brañas. Me gustaría que los ayuntamientos implicados fueran conscientes de que hay que hacer un «plan V» para resolver los problemas de los vaqueiros.

-¿Hasta qué punto es palpable la ausencia de infraestructuras en las brañas?

-Por ejemplo, el agua se trae de las fuentes, los caminos en unos casos están arreglados y en otros sólo hay piedras. Eso tiene que cambiar ya, para ello están las ayudas que concede la Unión Europea al mundo rural. Los políticos deberían desarrollar planes de inversión específicos, hacerlos realidad y no dedicarse a marcas turísticas, porque los vaqueiros pagan impuestos y ni siquiera tienen cubiertas las necesidades básicas, que son de justicia .

-¿Qué hay de cierto y de ficticio en la Comarca Vaqueira?

-En principio, me pareció una idea muy interesante porque de alguna forma el nombre vaqueiro toma connotaciones muy positivas. No obstante, se ha quedado en lo fácil y lo cómodo. A lo mejor ahora, como gran proyecto, se plantean poner un cartel con una flecha indicando dónde está una braña. La cultura vaqueira supone un potencial económico muy importante para el occidente asturiano. La economía vaqueira ya no puede ser la misma de hace unos siglos y hay que buscar una salida. Además, se está dividiendo el territorio vaqueiro, que va desde Valdés hasta Somiedo. Deberían reconducirlo, pero si hay crítica se enfadan. Lo que pretendemos al final es que se hagan las cosas para las personas, no queremos dar lugar a enfrentamientos.

-¿Qué opinión le merece el Museo Vaqueiro de Naraval?

-Es un museo de xaldos. La vivienda no se corresponde con un hábitat vaqueiro y en la exposición se obvia la discriminación sufrida, incluso la que hubo en Naraval. La idea es buena, pero pasa como con la comarca, al final van a su negociado. Se debe hacer un museo en Aristébano, en la casa de Rogelia Gayo.

-¿Y el Festival Vaqueiro de Aristébano?

-¿Qué ha supuesto para Aristébano después de medio siglo? A lo mejor vender un día muchas cervezas, pero poco más. Se pueden hacer más cosas, como, por ejemplo, un museo o un centro de estudio. No es una crítica, es una propuesta. Una cosa es lo que hace la organización -que está muy bien, pero se puede mejorar- y otra lo que sentimos los vaqueiros. Además, sería bonito que se premiara a los vaqueiros de honor por haber contribuido en el desarrollo de este colectivo.

-Ustedes también entregan unos galardones anuales.

-Sí, nuestro primer premiado fue el párroco de Tineo, que escribió una carta parroquial pidiendo perdón a los vaqueiros «porque era de justicia». Con eso cicatrizaron miles y miles de heridas.

-¿Hacia dónde se dirige la comunidad vaqueira?

-El futuro empezó a labrarse hace un siglo, cuando muchos vaqueiros tuvieron que salir de Asturias buscando oportunidades. Por lo general, al mundo vaqueiro fuera del Principado le ha ido bien, porque son gente sacrificada, muy trabajadora e inteligente. Más del cincuenta por ciento de los apellidos vaqueiros están ya fuera de Asturias.

«La política se hace de un día para otro, y a los vaqueiros siempre se nos ha tenido comiendo aparte»

Gonzalo Gayo Corbella

Periodista de 46 años, nació en Valencia, pero tiene sus raíces en la braña de Argumoso (Valdés). Está casado y es padre de tres hijos.

Presidente de la Asociación Cultural de los Vaqueiros de Alzada.

Desde hace nueve años lucha por recuperar las tradiciones y las costumbres de los vaqueiros. Asimismo, reivindica un sentido de justicia que, según él, aún no se ha dado en cuanto a infraestructuras y condiciones de vida.