Oviedo, L. Á. V.

M. C. L. P., la mujer que será juzgada el próximo miércoles por un delito de atentado, por golpear supuestamente a una auxiliar de enfermería en las Urgencias del Hospital Central, niega que la tocase siquiera y asegura que se siente tratada «como una terrorista». Cuando se produjeron los hechos, el día de Navidad de 2007, su padre acababa de ser ingresado en estado tan grave que falleció unos días después, el día de Reyes de 2008.

El enfrentamiento con la auxiliar de enfermería, que según la acusada «no estaba identificada, ni lucía distintivo alguno y menos aún se presentó a sí misma como funcionaria», se produjo cuando M. C. L. P., angustiada por la suerte de su padre, intentó entrar en el área de Urgencias.

En el escrito de defensa de su abogado, Eduardo Rueda, la mujer sostiene que sólo gesticuló ante la funcionaria, pero en ningún caso la golpeó en el mentón, como indica el fiscal, que pide dos años de cárcel. La defensa esgrime que la acusación de atentado a la autoridad es «absolutamente desproporcionada» y supone, en el fondo, «una vulneración de los derechos fundamentales» de la procesada.

«El verdadero sufrimiento psicológico lo está sufriendo mi defendida, trabajadora del hogar, sin antecedentes, quien además de perder a su padre lleva desde esa triste Navidad pendiente de una acusación de atentado, como si de una terrorista se tratase», señala su abogado en su escrito de calificación. Además, estima que considerar a todos los funcionarios como autoridad pública llevaría al absurdo de que cualquier ciudadano podría ser condenado por atentado por cualquier simple incidente con un barrendero, una limpiadora de hospital, un conserje de colegio o un conductor de autobús municipal.