Oviedo, M. J. I.

Cáritas de Asturias, el brazo social de la Iglesia católica en la región, ha sido elegida «Asturiana del mes» de enero de LA NUEVA ESPAÑA por su labor de apoyo a los que más lo necesitan. La organización hizo público en enero el balance de 2009: más de 9.000 familias atendidas, un 50 por ciento más que el año anterior y el doble que en 2007, antes del estallido de una crisis que castiga con especial dureza a los más pobres.

La organización tiene que enfrentarse con los mismos recursos -cinco millones de euros de presupuesto anual y 2.000 voluntarios- al doble de trabajo. El director de Cáritas en Asturias, Adolfo Rivas, asegura que hacen falta más manos y más dinero para hacer frente a esa «nueva pobreza» que se abre paso entre quienes pierden su empleo como consecuencia de la recesión. Los voluntarios están desbordados y la capacidad de los centros de acogida, totalmente rebasada.

La mayoría de las familias que el año pasado se incorporaron a las listas de demandantes de ayuda están formadas por personas que nunca habían pensado verse en esa situación. «Son cualquiera que nos cruzamos en la calle a diario», explica Rivas. A estos «nuevos pobres» se unen otros 6.500 beneficiarios de los programas específicos dedicados a los «sin techo», toxicómanos y reclusos. Desde las parroquias, Cáritas también atiende directamente a más de 10.000 personas.

El buque insignia de la labor que se lleva a cabo con los toxicómanos es la comunidad terapeútica La Santina, ubicada en Gijón. Por el centro pasaron en 2009 un total de 175 personas, con el objetivo de superar sus adicciones y lograr una reinserción social. En Oviedo está el Centro de Encuentro y Acogida (CEA), para toxicómanos en activo, que ofrece un programa orientado a la disminución del daño causado por las drogas.

También en la capital, el Albergue Cano Mata Vigil funciona como casa de acogida para transeúntes y personas sin hogar. Hasta hace poco más de un año el perfil del usuario era el de una persona que vive en la calle, con problemas de droga y vida desestructurada. Carmen Díaz, miembro del gabinete de dirección de Cáritas de Asturias, indica que la recesión ha provocado un cambio de tendencia que se traduce en un aumento de las familias y mujeres embarazadas en situación de riesgo extremo y desamparo, jóvenes e inmigrantes que nunca han vivido en la calle pero que se ven abocados a ello por la falta de recursos. La casa de acogida se refuerza con un taller de carpintería, con el objetivo de formar a las personas para trabajar. En Avilés, Cáritas atiende a los «sin hogar» en el centro Luz Rodríguez Casanova, de Valliniello. En Gijón funciona otro equipamiento similar.

La red también cuenta en Oviedo con un centro de día para personas sin hogar, con diferentes servicios de ducha, lavado de ropa y actividades ocupacionales y de ocio. En Avilés la organización dispone de otro albergue de transeúntes, para estancias cortas y medias.

«Calor y Café» es otro de los programas de Cáritas en la región. En 2009 atendió a más de 700 personas. Su objetivo es dar compañía y refugio a quienes deambulan por las calles.

Los más jóvenes también tienen su línea de atención a través del programa de infancia y adolescencia en riesgo de exclusión social, que realiza actividades en los centros de día «Colores», en Avilés, y «Llugarín», en Gijón. Los proyectos de apoyo educativo y tiempo libre se reparten por Oviedo, Grado, Avilés y Mieres. También se organizan colonias infantiles y adolescentes y se mantiene la escuela infantil Nuestra Señora de los Ángeles, en Oviedo.