Oviedo, Nicole CACHO

«Silencioso, cómodo y muy fácil de conducir». Con estas palabras describe la asturiana Paula Queipo, de la Fundación Centro Tecnológico para el Diseño y la Producción Industrial de Asturias (Prodintec), su experiencia al volante de un «Think City», uno de los primeros coches eléctricos en España. «No se cala nunca, no suena y, poco a poco, una se va adaptando a controlar cuándo y dónde tiene que recargar la batería, y cómo conducir para ahorrar», destaca Queipo, que estuvo manejando este vehículo eléctrico durante un mes y medio. El «Think City» llegó a sus manos dentro del programa «Livingcar», que impulsa de forma generalizada el uso de vehículos de transporte eléctrico utilizados por administraciones y empresas.

«Todo el mundo que prueba el coche eléctrico se queda encantado», defiende Queipo, que ha conducido el «Think City» tanto en ciudad como en carretera y asegura que el vehículo puede alcanzar los 120 kilómetros por hora, «aunque el fabricante recomienda que el velocímetro no pase de los 110 para conservar mejor la batería». La asturiana sostiene que durante el período que condujo el coche eléctrico nunca se quedó sin batería, una de las grandes preocupaciones de las personas que barajan pasarse al bando más ecológico de la conducción. «Es cuestión de organizarse un poco, de saber que hay que cargar el coche todas las noches, como si fuera un teléfono móvil», sentencia la conductora. Además, destaca que en Gijón ya hay cinco postes de recarga para vehículos eléctricos y que se espera que, en los próximos meses, el número de puntos de recarga suba a 21, repartidos por todo el Principado.

Pese a todo, aún queda mucho por avanzar en este sentido, puesto que los postes son de recarga lenta. Esto es, el vehículo debe estar conectado de 6 a 8 horas para conseguir recargar el 80 por ciento de su batería, algo que no es práctico. «La idea no es la de sustituir el vehículo con motor de explosión por uno eléctrico, sino usarlo como segundo vehículo para trayectos urbanos», señala Queipo.

Este tipo de medios de transporte algo más ecológicos que los de combustión llega también en otros formatos. El catedrático de Derecho Constitucional Francisco Bastida también se ha subido al «carro eléctrico». Y es que lleva desde el verano pasado utilizando una bicicleta eléctrica para moverse por la ciudad, en lo que llama «trayectos rutinarios». «Es muchísimo mejor que un vehículo de cuatro ruedas porque se hace ejercicio sin mucho esfuerzo», cuenta Bastida, que recarga la batería de litio de su bicicleta cada cuatro o cinco días. «Cuatro horas son suficientes para una carga completa», comenta el catedrático, que recomienda este tipo de transporte ecológico y sano. No obstante, la adquisición de bicicletas eléctricas es bastante complicada por ahora, dice Bastida, que tuvo que comprar la suya a través de internet.

«Los estudios indican que, de media, no circulamos más de 50 kilómetros al día», comenta Sebastián Sáez, responsable de Veo Astur Electric Cars, quien añade que, por lo general, estos vehículos tienen una autonomía de unos 100 kilómetros. «Para los viajes largos ya están los autobuses y los aviones», apostilla el vendedor, que opina que cada vez hay más interesados en este tipo de vehículos, aunque la preocupación general de los posibles compradores es el problema de las recargas de batería, del servicio técnico en el caso de avería y de su elevado precio, algo en lo que coincide con Queipo y que achaca a la poca demanda que existe.

Por ejemplo, el «Think City», que es un coche en toda regla, matriculado y ya disponible en cinco puertas, tiene un precio que asciende a 30.000 euros, y sólo se puede adquirir por ahora en Madrid. El precio de los cuadriciclos no baja de los 10.000 euros y los coches de segunda mano importados desde Francia siguen siendo «algo caros» y limitados, comenta Sáez.

Gracias a programas gubernamentales como el denominado «Movele» existen ayudas para la compra de vehículos eléctricos, aunque algo insuficientes. Este plan pretende la introducción en España de 2.000 medios de transporte eléctricos durante este año, así como la implantación de 546 puntos de recarga en Madrid, Barcelona y Sevilla. Así, se establecen ayudas en la compra de vehículos eléctricos que varían de los 750 a los 20.000 euros, aunque en el caso de los automóviles la ayuda no supera los 7.000 euros.

El paso hacia una ciudad que prescinda casi en su totalidad del petróleo sigue siendo, a día de hoy, una quimera. Y es que al coche eléctrico aún le quedan muchos kilómetros para generalizarse en los garajes de los españoles.