Santiago de Compostela/ Oviedo, Agencias. J. A. A.

El PP abandera la rebelión autonómica contra el ajuste de José Luis Rodríguez Zapatero. Varios gobiernos autonómicos de los populares, como los de La Rioja y Castilla y León, han comenzado a pedir el adelanto de las elecciones generales como reacción al plan de ajuste presentado por el jefe del Ejecutivo y en respuesta a la petición de que las comunidades autónomas contribuyan a paliar el déficit público. Y la Xunta de Galicia pretende que el plan de Zapatero se discuta en el Senado.

El presidente de La Rioja, Pedro Sanz, y el portavoz del ejecutivo de Castilla y León, Juan Antonio de Santiago-Juárez, elevaron el reproche político a Zapatero y pidieron ayer el adelanto de las elecciones generales. «Es lo más conveniente», a juicio de Sanz.

La Xunta, por otra parte, ha decidido pedir «formalmente» en el Senado un debate en el que participen los presidentes autonómicos y el Ejecutivo central para abordar los recortes en el Estado de Bienestar anunciados por Rodríguez Zapatero. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, cargó ayer contra el presidente del Gobierno y, en cambio, se mostró agradecido con el Ministro de Fomento por su compromiso de que las infraestructuras gallegas son prioritarias pese al ajuste económico.

«Estamos frente a un país intervenido. La Unión Europea (UE) tutela la economía de España, cuyo Gobierno actúa como una caja intervenida por las autoridades monetarias europeas», alertó el presidente de la Xunta, que acusó a Rodríguez Zapatero de acometer «el mayor recorte social de la democracia» e interpretó que sus medidas constituyen «una dimisión sin irse».

Muy crítico con el plan presentado por Zapatero en el Congreso, Feijóo advirtió que sus «recortes» provocarán que «más de 500.000 gallegos» tengan «menos ingresos» en las próximas semanas y recalcó que «todas y cada una» de estas medidas fueron adoptadas «sin informar a la Xunta ni contar con su opinión». El máximo mandatario gallego se declaró «sorprendido» y reprobó que Zapatero «esté más interesado» en coordinar con los secretarios autonómicos del PSOE el «impacto político» de su plan que en «informar» a los presidentes autonómicos «que forman parte del Estado». Con esas manifestaciones, Feijóo aludía a la reunión que mantuvo el presidente del Gobierno con los «barones territoriales» del PSOE, entre los que se encontraban Javier Fernández como líder de la Federación Socialista Asturiana y Vicente Álvarez Areces, como presidente del Principado.

Feijóo se desmarcó de una posible convocatoria de una huelga general por parte de los sindicatos. «A España no le interesa en ningún caso una huelga general», sostuvo el presidente gallego, que demandó «altura de miras» y «coherencia» a las centrales sindicales, a las que recordó que «lo último» que le falta a la economía española es una huelga general. El jefe del Ejecutivo gallego quiso agradecer las palabras del ministro de Fomento, José Blanco, referentes a que las infraestructuras gallegas «son prioritarias» y que, por tanto, no se verán afectadas por el recorte. «Pero más lo agradeceré si se confirma», matizó el dirigente gallego aunque sí manifestó su preocupación por las «ya retrasadas» autovías gallegas.

Oviedo /Madrid

Al presidente cántabro, el regionalista Miguel Ángel Revilla, no le gusta nada el «tijeretazo». Se ha convertido, sin duda en el presidente que peor se ha tomado el ajuste. También ha sido el que, por ahora, más ha acusado el golpe: Fomento suspendió el acto previsto para hoy de colocación de la primera piedra del AVE Santander-Palencia. Revilla indicó ayer que está planteándose «dar el salto a la política nacional» para tener «tres o cuatro diputados en Madrid», que presionen y negocien los Presupuestos «a cambio de votos», para «conseguir que te den las obras». Revilla, incluso, ha dado un ultimátum a los socialistas: o le reponen el AVE en la casilla de salida o rompe la baraja del pacto de gobierno regional con el PSOE.

Pese a que el ministerio de Fomento reiteró ayer su compromiso de conectar a Cantabria con Madrid a través por AVE, Revilla no se calla. Se mete en todas las polémicas. Y ahora, a la creada por cuenta del partido de mañana entre el Sporting y el Racing (para el que pidió a los rojiblancos que se dejaran ganar y así asegurar la permanencia del equipo cántabro), se suma su batalla particular con el ministro José Blanco.

Revilla calificó ayer la suspensión de las obras de «hecho insólito» y aseguró que tiene 67 años y había pensado no volver a presentarse más en política, pero que no puede «soportar ni tolerar las injusticias». «En Madrid han debido pensar algo así como que estos señores de Cantabria, que no han creado un conflicto jamás, pueden seguir como estaban porque no se quejaban», argumentó el presidente cántabro. «Es un caso único en España. Una obra adjudicada, que cuenta ya con las máquinas y las palas para poner las traviesas, no se puede parar».