Especialista en medicina interna y directora académica del plan nacional de obesidad

Avilés, Félix VALLINA

La doctora catalana Josefa María Panisello mantiene una guerra abierta contra la grasa, a la que culpa de ser la «pandemia del siglo». Es especialista en medicina interna y experta en nutrición, además de directora académica del plan nacional de obesidad y del programa escolar de intervención educativa para todo el territorio nacional. Panisello estuvo ayer en el Colegio San Fernando de Avilés para ofrecer la conferencia «La alimentación de nuestros hijos, lo que comen hoy lo comerán mañana», y no se anduvo con rodeos.

-Usted lo pinta muy negro, ¿es tan grave el problema de la obesidad infantil?

-Sin ninguna duda, en este momento los niveles de obesidad de toda Europa tienen una curva de incremento alarmante, y España está en las primeras posiciones. Esto es debido al sedentarismo inconsciente, porque ahora hay máquinas que hacen todo lo que antes requería un esfuerzo físico en las tareas diarias, que suponían un gasto calórico que actualmente no hay. Como ejemplo podría servir el acudir al colegio en autobús o los videojuegos, que te permiten jugar un partido de fútbol virtual sin moverte del sillón.

-¿Maneja algún dato de Asturias?

-Las comunidades situadas más al Sur, como Canarias o Andalucía, ocupan la primera posición en tasas de obesidad. Las del Norte, como Asturias, están un poco por debajo de la media. Alrededor de un 20 por ciento de los niños españoles suman sobrepeso y obesidad, pero lo más preocupante es que los de entre seis y ocho años tienen mayor tasa que los que tienen entre catorce y dieciséis. Esto quiere decir que la obesidad infantil aumenta a medida que nacen nuevas generaciones. Luchar contra este problema es un reto de todos, ningún agente social puede quedarse fuera, porque no vamos a poder con él.

-Eso asusta.

-No podemos decir que los grandes sabios, los epidemiólogos, no nos avisaron: nos dijeron que la obesidad iba a ser la pandemia de este siglo. La sociedad no se lo acababa de creer, creíamos que el problema no iba con nosotros, que sólo lo tenían en Estados Unidos con la generación de las pizzas y la hamburguesa, por eso nos ha pillado un poco por sorpresa. No obstante, ya se están desarrollando actuaciones en este sentido, aunque todos los esfuerzos son pocos.

-¿Qué consecuencias tiene la obesidad en los niños a largo plazo?

-La obesidad es una enfermedad que conlleva el riesgo de aumentar las posibilidades de desarrollar otras muy peligrosas, entre las que se encuentran, sobre todo, la diabetes, el infarto de miocardio, la angina de pecho o embolia. Además, también hay que tener en cuenta que existen otras enfermedades derivadas del peso, como la artrosis, problemas de vesícula biliar e incluso depresiones motivadas por el malestar que produce la obesidad para algunos en su entorno social.

-O sea, que puede acabar causando problemas psicológicos en los pequeños.

-Claro, normalmente tienen una merma de la autoestima porque tienen menos habilidad para correr o para jugar, lo que da lugar a burlas que provocan retraimiento.

-¿Los niños con obesidad están en peligro de muerte?

-Sí. Los niños de esta generación serán los primeros que mueran antes que sus padres, sobre todo, por problemas cardiovasculares.

-¿Cómo se puede diagnosticar este trastorno?

-Pesando y midiendo al niño de manera regular para poder llevar un control exhaustivo del paciente. También hay que medir las horas que el niño pasa frente al televisor: si pasa más de dos al día, tiene un elevadísimo riesgo de obesidad.

-¿En qué casos debería ponerse a un niño en tratamiento?

-El tratamiento se debe instaurar en todos los niños. Esto quiere decir que el pediatra siempre puede potenciar las medidas y los hábitos de vida de los más jóvenes para prevenir o para solucionar un problema que se puede atajar si se controla. Cualquier niño entre seis y ocho años que esté por encima de su peso tiene que ser tratado.

-¿Y los padres?

-Son fundamentales. Tienen que ser responsables de los hábitos alimenticios que hay en casa, tienen que poner límites, decir qué no es muy saludable. A un niño pueden no gustarle unos platos, pero tiene que comerlos igualmente. También es importante que evalúen la actividad física de sus hijos y comprueben que en su tiempo de ocio no sea demasiado sedentario. Además, tienen que controlar su horario de irse a la cama y su desayuno, ya que aquellos niños que desayunan en casa de forma controlada van a tener mucha menos tasa de obesidad.

-¿Y los colegios?

-Tienen que tener como eje la salud, es decir, que la alimentación y el ejercicio formen parte del currículum, y potenciar la formación de los profesores y de los padres para que todos seamos conscientes y demos estrategias sencillas para comprar y para cocinar en casa.

-Deles a los padres algunos consejos nutricionales para sus hijos.

-Cuanto más variado coman, mejor. Nunca pueden dejar de desayunar antes de ir a la escuela y tienen que comer una pieza entera de fruta, un lácteo y un poco de pan con aceite o unos cereales. Los padres tienen que hacer un solo menú en casa del que coman todos y potenciar el consumo de frutas, verduras y hortalizas, así como disminuir el consumo de carne roja para sustituirla por pescado. Es importante comprar productos naturales.

«Si un escolar pasa más de dos horas al día frente al televisor tiene un elevado riesgo de sufrir obesidad»