Phnom Penh / Oviedo,

Efe / M. PÉREZ

Rochom P'nhieng, la «niña salvaje» de Camboya, se ha fugado de su casa familiar y ha vuelto a la jungla, en la que supuestamente vivió sola durante 18 años, según denuncia el psicólogo de la Universidad de Oviedo Héctor Rifá, que se encargó de su reinserción social. «La familia nos llamó el martes por la tarde y nos dijo que la chica no se encontraba en casa como es habitual. Desde entonces, hemos estado en contacto con ellos para estar informados de su regreso a la vivienda», aseguró ayer Rifá.

Se cree que Rochom P'nhieng tiene 29 años. Fue descubierta hace tres por unos cazadores furtivos, que la llevaron a la casa de una familia de la aldea de Oyadav, en el norte de Camboya, que aseguró que la niña era su hija desaparecida en 1989 mientras cuidaba unos búfalos de agua. La organización Psicólogos Sin Fronteras (PSF), que dirige Rifá, con sede en la capital provincial de Banlung, atiende desde entonces a la mujer en su domicilio. Hasta su regreso a la selva, un equipo formado por un psicólogo camboyano y una trabajadora social indígena visitaba cada semana a la mujer en su domicilio.

«El equipo la visitó por última vez el lunes, el día antes de que desapareciera, sin que hubiera ningún inconveniente destacable. Estuvieron trabajando en tareas de índole personal, doméstico y comunitario, que ayudan a que la chica siga el progreso de adaptación», señaló el profesor de la Universidad de Oviedo. «Debemos valorar este hecho en el contexto social y geográfico de un poblado rodeado de bosque y tierras de cultivo donde sus habitantes se mueven libremente en diferentes viviendas. Allí es normal alternar la residencia en distintos lugares sin que exista ningún peligro o dificultad», añadió Rifá.

No es la primera vez que Rochom huye de casa para regresar a la jungla y en todas las ocasiones anteriores volvió por sí sola al cabo de pocos días. Sin embargo, tras sufrir en noviembre una malaria que la obligó a ser hospitalizada, su comportamiento empeoró y fue entonces cuando Psicólogos Sin Fronteras decidió aumentar la atención y enviar a su equipo tres veces por semana a Oyadav. «Mejoró muchísimo en poco tiempo. La familia mejoró su colaboración y ella aumentó progresivamente sus labores del hogar, se lavaba y vestía ella sola», explicó Héctor Rifá.

Cuando fue encontrada en 2007, desnuda e intentando robar la comida a unos cazadores, Rochom no era capaz de hablar ni jemer ni phnong, la lengua de su madre y del grupo étnico al que se cree que pertenece. Rifá, profesor de Psicología en la Universidad de Oviedo, realizaba en Camboya una investigación sobre comunidades indígenas en 2007 cuando saltó a la prensa el caso de la «niña salvaje». El psicólogo decidió desplazarse desde la capital de Camboya a la aldea de la mujer, para evaluarla. Desde que fue acogida por esta familia y PSF inició su programa de atención en noviembre de 2008, la chica había avanzado en su proceso de reinserción y aprendido incluso algunas palabras de jemer, a pesar de sufrir una deficiencia auditiva, secuela de una malaria o una infección.

El hombre que asegura ser su padre, Sal Lou, declaró a la prensa local que Rochom «se quitó la ropa y huyó de casa sin decirnos nada». «Debe haber vuelto al bosque, porque desde que desapareció hemos buscado por todas partes y no la hemos encontrado», añadió.

Por su parte, las autoridades camboyanas también han puesto en marcha un dispositivo de búsqueda que, de momento, no ha dado ningún resultado. «También creemos que se ha ido al bosque», afirmó el jefe local de la Policía, Ma Vichet. Sal Lou explicó que un vidente vietnamita había advertido a la familia que el espíritu de la montaña había robado a la chica y se ofreció a intervenir para recuperar a la mujer a cambio de un buey, un cerdo, un pollo y cuatro jarras de vino de arroz. «No tengo tanto dinero para comprar todo esto», lamentó el presunto padre de la «niña de la selva».

El psicólogo Héctor Rifá fue el primer experto que analizó a la joven camboyana en 2007. «Vi a una mujer aterrorizada que sentía mucho miedo. Se ha dicho que andaba a cuatro patas y que emitía gemidos, y es mentira», relató a los pocos días de conocer a Rochom, en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA. «La ayudé a reconocerse en el espejo y logré que jugara con muñecos. Quería observar las interacciones, cómo se relacionaba con la familia y con el poblado en el que vive», explicó entonces. «Sonríe con mucha frecuencia, aunque el resto del tiempo está más bien taciturna», comentó. Héctor Rifá, experto en grupos étnicos, ya auguraba hace tres años que se trataba de un caso difícil de evaluar porque «desconocemos la historia de esta joven» y «no sabemos si durante estos años ha estado sola, si ha estado inmovilizada». El psicólogo de la Universidad de Oviedo cree que para la «niña de la selva» no había pasado ni futuro, sólo presente. Ella es la que decide dónde y cómo le apetece vivirlo.

Héctor Rifá

Nacido en Barcelona en 1955, Rifá es psicólogo de la Universidad de Oviedo experto en etnias. Socio fundador, junto a compañeros de Facultad, de la organización Psicólogos Sin Fronteras, trabajaba en Camboya en un proyecto financiado por la Agencia Asturiana de Cooperación cuando saltó a la prensa la noticia de la aparición de una «niña salvaje» en la jungla. Rifá hizo un viaje de 22 horas entre la capital de Camboya, Phnom Penh, y la aldea de Rochom para evaluar a la joven y convertirse en su psicólogo.