Candidata a juez suplente en el Tribunal de Estrasburgo

Oviedo,

Marta PÉREZ

Paz Andrés (Oviedo, 1953) es doctora en Derecho y catedrática de Derecho Internacional por la Universidad de Oviedo. Acaba de ser propuesta por el Consejo de Ministros juez «ad hoc» (una especie de juez suplente) del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Discípula de Julio González Campos, fundador de la prestigiosa escuela de internacionalistas de Oviedo, es presidenta de la Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui. En 2008 se presentó a las elecciones al rectorado de la Universidad, un puesto que alcanzó el actual rector, Vicente Gotor.

-¿El nombramiento le ha cogido por sorpresa o se lo esperaba?

-Pues la verdad que sí. El abogado general del Estado, Joaquín de Fuentes, me llamó hace unos días y me dijo que España iba a proponer tres jueces «ad hoc» como consecuencia de la entrada en vigor del «Protocolo 14» al convenio europeo de derechos humanos y que había pensado en mí, si estaba de acuerdo. El nombramiento tenía que ser objeto de un acuerdo del Consejo de Ministros y fue lo que se produjo ayer (por el viernes). Se trata de intervenir en aquellos casos en los que el juez permanente español no puede hacerlo. Estoy muy contenta porque forma parte de mis líneas de trabajo. Tener la oportunidad de formar parte del Tribunal y representando a España es un honor y una responsabilidad tremenda.

-¿Lo podrá compatibilizar con las clases?

-Sí, sin duda.

-¿Y si fuera rectora?

-Es un supuesto que no se ha producido, así que no merece la pena comentarlo.

-Estará acostumbrada a hablarles a sus alumnos del Tribunal de Estrasburgo, y ahora le toca formar parte de él. ¿Criticaba mucho en clase sus sentencias?

-Les digo que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos es una garantía de respeto de los derechos de las personas y una prueba del funcionamiento de los mecanismos de control que garantizan el respeto de los derechos humanos. Europa en este sentido es un ámbito privilegiado. Una de las últimas sentencias que hemos comentado es la del «caso Konnonov», en la que el Tribunal de Estrasburgo da la razón a Letonia por haber condenado por crímenes de guerra durante la Segunda Guerra Mundial a este ex miliar soviético.

-Esa sentencia está en el grupo de las que le gustan. Cite alguna con la que no esté de acuerdo.

-Las sentencias del tribunal europeo habitualmente están muy bien hechas, muy ponderadas, muy trabajadas... no podría citar ninguna que me haya parecido llamativa de una forma negativa.

-¿A España se la denuncia más o menos que al resto de países miembros del Consejo?

-El número de denuncias contra cualquier Estado siempre es muy elevado. Lo que pasa es que los casos tienen que pasar un filtro todos y la mayoría de ellos no son admitidos porque no cumplen. De los casos admitidos el número de casos que llegan contra España es bastante prudente. No está a la cabeza de los estados más demandados. Se han dictado 79 sentencias contra España desde 1979. Es un número bastante bajo. De ese total ha habido condenas en torno a los 50 casos. Sí se ha registrado un aumento de denuncias contra España desde la modificación del sistema del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. La no admisión de estos casos ya abre la vía directa para ir al Tribunal Europeo.

-¿Cuáles son las denuncias más comunes?

-España comparte con los demás estados un elevado número de denuncias referidas a un proceso justo y en un plazo razonable.

-La incorporación de nuevos estados al Consejo de Europa ha aumentado el volumen de denuncias en el tribunal?

-Sí. Se ha percibido un número elevado de demandas contra esos estados. Se debe seguro a que hasta hace poco no tenían un sistema que asegurara el respeto de los derechos humanos al mismo nivel que el resto de estados europeos. Esto supone un gran volumen de trabajo para el tribunal. Para aligerar la carga se ha aprobado este protocolo que ha desencadenado mi nombramiento y que entra en vigor el 1 de junio. También se producirá otro cambio, como es la adhesión de la Unión Europea al convenio de derechos humanos. Es algo muy novedoso; es la primera vez que una organización internacional se convierte en parte del convenio. A partir de la adhesión, la Unión Europea podrá ser demandada ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

-¿Los estados son respetuosos con las sentencias, suelen ejecutarlas?

-Sí. Los estados son respetuosos con la competencia del Tribunal de Estrasburgo y ejecutan las sentencias. Siempre hay algún caso aislado, pero no es lo habitual.

-Un colectivo vecinal ovetense ha presentado una denuncia ante Estrasburgo entendiendo que los ruidos de la movida atentan contra sus derechos humanos.

-Alguna sentencia del tribunal ha abierto la vía para que grandes molestias que una persona se ve obligada a soportar, bien por ruidos, bien por malos olores, y que la Administración no remedia, podría llevar a una demanda y a una eventual condena, siempre que haya habido una incorrecta actuación de la Administración. La denuncia de este colectivo ovetense tiene base.

-El Tribunal también ha recibido denuncias contra España por la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

-Creo que no debería pronunciarme sobre cuestiones que estén pendientes, porque puede tocarme juzgarlas.

-El juez Garzón está dispuesto a llegar a Estrasburgo.

-Creo que quizá tampoco debería decir nada. El tema está sometido a la justicia española. Hay que esperar y ver el resultado en España y si luego en su caso pudiera llegar a Estrasburgo.

-¿Desde Estrasburgo podrá promover alguna iniciativa sobre el Sahara?

-El sistema sólo permite actuar previa presentación de demanda, no podría actuar de oficio. Es la única fórmula, pero ningún juez allí puede tener iniciativa propia.

-¿La prohibición del velo islámico atenta contra los derechos humanos?

-Es un tema muy interesante en el que hay que saber distinguir hasta dónde llega el derecho a la libertad de religión y los derechos vinculados a la sociedad en la que se vive. Es un tema especialmente sensible, desde la perspectiva de la aplicación del convenio europeo de derechos humanos. El convenio reconoce unos derechos de la persona que hay que respetar, lo que hay que evitar al mismo tiempo es que el ejercicio de esos derechos invadan los derechos de los demás y los derechos de la colectividad.

-¿Ha recibido muchas felicitaciones?

-No ha parado de sonar el móvil. Tengo buenos amigos.