Eloy MÉNDEZ

A Nadya Pillado el corazón se le pone a mil por hora cuando acelera con su Honda Shadow 750 entre las piernas. Le pasa desde niña cada vez que se sube a una moto. Por eso, hace dos años decidió crear Ladi Ryder, un foro de internet abierto a todas las mujeres asturianas que les gusta recorrer kilómetros sobre dos ruedas. Desde hace medio año, este colectivo con doce integrantes y más de un centenar de simpatizantes, se constituyó en asociación, la primera de estas características en España. Ayer celebraron en un lagar de la zona rural su segundo aniversario en compañía de varios grupos de amigos moteros procedentes de Cantabria y Burgos.

Entre bollos preñaos y culinos de sidra, las «ladi ryders» pasaron la tarde a escasos metros de sus máquinas, perfectamente alineadas en uno de los extremos del aparcamiento del negocio hostelero. No era difícil identificarlas porque todas vestían chaquetas de cuero cargadas de parches y con su nombre, a modo de jugadores de fútbol, en la parte posterior trasera. Sobre las mesas, los cascos con pegatinas compartían espacio con los aperitivos. «Es un estilo de vida», explicaba la tesorera Claudia Rodríguez, que se hace llamar «Audrey» en cuanto arranca su Harley Davidson Sporter 883, que mima casi tanto como a su hija Vanesa Menéndez, heredera de la afición por el asfalto de su madre.

«En cuanto me enteré que Nadya había creado el foro me puse en contacto con ella porque estaba cansada de estar siempre en grupos de chicos, que ruedan mucho más rápido que nosotras», asegura Rodríguez. Así se conocieron todas las integrantes del club deportivo, que son de Gijón, Oviedo y Avilés. Desde entonces no hay fin de semana que no organicen una «kedada» para viajar por Asturias o hasta alguna provincia del noroeste español: Cantabria, Salamanca, Valladolid... «A partir de ahora vamos a empezar a frecuentar bastante Galicia», decían ayer.

En realidad, Ladi Ryder no nació como una reacción contestataria del feminismo motorista ante la aplastante mayoría masculina que impera en la carretera. «Con los chicos siempre nos ha ido genial, incluso muchas de nosotras tenemos novios y maridos que también son moteros», indica Pillado. Aunque sus integrantes sí se sienten orgullosas de haber puesto su granito de arena para equilibrar una balanza muy desnivelada. Por eso, ayer recibieron la visita de la concejala de Empleo, Juventud e Igualdad, Begoña Fernández.

Para pertenecer a este grupo de élite de mujeres con ganas de cambiar de marcha sólo hace falta «tener ganas de aventura» y una moto de más de 125 centímetros cúbicos. «La diversión está garantizada», aseguran ellas, mientras acarician los asientos de sus compañeras de viaje con una ternura de la que no les gusta hacer gala.