Los pantanos, en el punto de mira. Ahí han situado algunos alcaldes y vecinos ribereños del Nalón la responsabilidad de las inundaciones. ¿Si estaba prevista la lluvia y se había decretado incluso la alerta naranja, por qué se dejó el desembalse para última hora? Lo cierto es que el Nalón bajó durante toda la semana con cauce alto pero regular, mientras que la crecida se centró casi exclusivamente en la mañana del miércoles. Vecinos y responsables políticos consideran que esta circunstancia influyó decisivamente en las inundaciones. El hecho de que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) autorizara una mayor evacuación de agua cuando el embalse se acercaba al límite de capacidad, en plena «gota fría», ha originado una notable indignación vecinal y política en los concejos de Laviana, Langreo, Ribera de Arriba, Candamo o Pravia.

Numerosos vecinos y responsables políticos locales acusan al organismo que preside Jorge Marquínez de «absoluta falta de previsión» por no haber reducido el nivel del embalse con anterioridad, una vez que los meteorólogos ya habían advertido de que la región se iba a ver afectada por importantes frentes de lluvias. LA NUEVA ESPAÑA se puso ayer en contacto con la Confederación para que explicara la gestión del pantano durante los días de temporal. Sus responsables prefirieron no hacer declaraciones, si bien Marquínez, en una comparecencia celebrada a mediodía del miércoles, defendió que con el gran nivel de lluvias de la última semana «poco se pudo hacer» para evitar unas avenidas.

Frente a estas explicaciones, el alcalde de Ribera de Arriba, José Ramón García, está entre los convencidos de que las inundaciones no hubiesen llegado a cotas históricas en la ribera del Nalón si la Confederación hubiese anticipado la respuesta al temporal. «No deja de sorprenderme que no se haya evacuado el agua antes con más previsión, cuando ya estábamos advertidos de que iba a llover mucho y el embalse ya estaba por encima del 95 por ciento», señala García, quien también critica la «falta de información» a los vecinos. «Alguien nos tenía que haber llamado, al menos, para decirnos que se iba a desembalsar y a qué hora iba a ser la crecida grande, que, al final, fue entre las dos y las tres de la tarde», subraya el regidor. En Langreo fue entre la una y las dos. Allí, algunos vecinos presumían de conocer la hora porque se lo había dicho «un amigo policía» y sacaban sus automóviles de las cocheras para evitar sorpresas desagradables.

Desde Pravia, el alcalde, Antonio de Luis Solar, también tiene claro que los desembalses de las presas que explota Hidrocantábrico contribuyeron a las inundaciones. «Igual no había otra solución», añade.

Por otra parte, durante la jornada de ayer, la Delegación del Gobierno en Asturias y el Gobierno regional adelantaron a la mayor parte de los ayuntamientos afectados por las riadas los medios para acceder a las distintas ayudas. El secretario de la Delegación del Gobierno, José Luis García, presidió una reunión en la que participaron representantes de 39 de los 42 municipios azotados por el temporal. Las explicaciones se centraron en la mecánica a seguir para solicitar las subvenciones que dependen de la Dirección General de Protección Civil del Ministerio del Interior, no son las únicas. El Gobierno regional también tiene otros mecanismos que articulan procedimientos destinados a sufragar pérdidas por desastres naturales. Por ello, tanto la Administración central como la autonómica intentan unificar criterios y estrategias que permitan facilitar el acceso a las ayudas, simplificando los trámites. En la página 65 de este diario se ofrece información sobre las ayudas que ofrece el Consorcio de Seguros.