Bueño (Ribera de Arriba),

L. Á. VEGA

Bueño sufrió el miércoles unas inundaciones de tal calibre que ni siquiera los mayores del lugar tienen memoria de otras parecidas. En algunos puntos de la localidad el agua alcanzó los dos metros de altura. Lo peor es que la Administración estaba advertida de esta dramática posibilidad. Un vecino de Bueño, Sebastián Lobato, que lleva aislado en su finca desde el miércoles a causa de las inundaciones de los accesos, ya dio la voz de alarma ante la Confederación Hidrográfica del Cantábrico de que algo así podría suceder. Como causa detonante del desbordamiento del Nalón este vecino apunta directamente a las obras de un colector entre Las Segadas y la depuradora de Las Caldas. A este obstáculo colocado al natural discurrir del río se sumó el brutal aumento del caudal tras el desembalse en Tanes en la mañana del miércoles. La denuncia de Sebastián Lobato cayó en saco roto. El agua le llega ahora por la cintura.

No es la primera vez: Lobato sufrió en sus carnes una inundación anterior, el domingo 18 de febrero de 2007, que le dejó aislado durante un día. Detalla las causas de sus desvelos: «La Confederación hizo una abertura en la escollera del Nalón para pasar las tuberías del colector, pero durante las obras se eliminaron las escolleras de un arroyo que viene de Ferreros. Cuando el río sube de nivel el agua se cuela por esa abertura y empieza a rellenar en la parte baja del valle. Lo que ocurrió ayer (por el miércoles) es que el nivel del río fue muy superior, porque en el embalse de Tanes esperaron hasta el último momento para soltar el agua y vino toda de golpe». Lo tiene claro: la escollera que durante décadas los protegió ha perdido su capacidad por culpa de las modificaciones efectuadas por la Confederación.

El 8 de marzo de 2007 este vecino de Bueño remitió un escrito a la Confederación y al alcalde de Ribera de Arriba, José Ramón García, en el que alertaba de la situación. No solicitaba indemnización alguna, simplemente reclamaba que se repusieran las escolleras del arroyo. La contestación de este organismo tardó año y medio en llegar, concretamente, el 22 de octubre de 2008. Hacían oídos sordos. El escrito decía: «No se puede imputar el daño a este organismo, al no estar demostrada la relación causa-efecto entre las actuaciones del mismo y los daños padecidos por el reclamante». La Confederación se excusaba aludiendo a que la riada había coincidido «con un período de lluvias que causó fenómenos de inundación en diversas zonas de Asturias». Además, las aguas habían ocupado «una zona de inundación natural del río».

Año y medio después de esta contestación la historia se repitió. El Nalón volvió a desbordarse en el mismo punto, pero con muchísima más fuerza. Lobato comprobó, con amargura, que tenía razón. «Aquí tienen el resultado», declaraba ayer mientras seguía atrapado en su finca.

No es el único en Ribera de Arriba preocupado por el estado de las infraestructuras encargadas de «domar» al Nalón. El alcalde, José Ramón García Sainz, sostiene que «pudimos haber tenido muchos muertos». El regidor subraya que liberar el agua del embalse de Tanes coincidiendo con el momento en que más llovía fue «un error». «Los fallos ocurridos el miércoles no pueden quedar en el olvido, tienen que tener consecuencias», exige. García indica que el gran problema se produjo en la zona que antes ocupaba el Nalón, su cauce natural, sobre la que desembocó todo el volumen aliviado en el embalse. Salvó la situación que se reforzase, en las cruciales horas de la mañana del miércoles, el dique de La Barquera, lo que impidió que la inundación alcanzase mayor virulencia.

No es sólo el colector construido por la Confederación entre Las Segadas y Las Caldas el que motiva las inundaciones, según los vecinos. En la misma zona, entre Palomar y Quintaniella, el mismo organismo ultima la construcción de un puente que lleva la canalización de agua desde Los Alfilorios a Oviedo. «En el medio han rellenado con piedra, lo que está obstruyendo el río. El agua va frenando y se ve empujada hacia Bueño», alerta Sebastián Lobato.

En Bueño están exhaustos, pero eso no les quita de la cabeza a los vecinos las causas que los han sumergido en la tragedia. Segifredo Menéndez e Isabel Vaquero, que colaboraban en la limpieza de la vivienda de una vecina evacuada, hacían una rápida evaluación: «Construyeron el puente de Palomar y estrecharon el río, y encima esperaron a que las presas estuviesen al máximo para desembalsar. En 48 años no se había visto algo así en Bueño», aseguraban. Ahora sólo quieren que no tengan que sufrir otra riada para la Administración tome medidas.