Oviedo, Sara ARIAS

Los transportistas asturianos se plantean tomar «medidas» si finalmente el Ministerio de Fomento aprueba la implantación de la «euroviñeta», una tasa ya vigente en varios países de la Unión Europea y que supondría un gravamen de 10 céntimos de euro por cada kilómetro para los vehículos pesados en determinadas autopistas y carreteras. Esta tasa para camiones reportaría al Estado cada año hasta 3.300 millones de euros que serían invertidos en mantenimiento de la red.

Sin embargo, el ministro de Fomento, José Blanco, aseguró ayer que «no hay ninguna decisión tomada y no hay ninguna propuesta encima de la mesa». Además, en alusión a las amenazas de un paro patronal en el transporte, añadió que «no hay razón para ningún tipo de convocatoria». Afirmó que cualquier decisión que tome irá «acompasada» con lo que se adopte en la UE y que, en el caso de que se fijase, antes se reuniría con el sector para hablar de ayudas y de cómo afrontar su reconversión.

Las asociaciones patronales del transporte asturianas se mostraron «totalmente en contra» de la posible aplicación de la «euroviñeta». Ovidio de la Roza, presidente de ASETRA, considera que se trata de «un impuesto que quieren sacar presionados por la situación de déficit y quieren tirar de un sector que creen que vale para todo a la hora de cargarle impuestos». Por su parte, José Fernández, de UITA, considera la posible aplicación de la «euroviñeta» como «una provocación», y resalta que «este es un momento muy negativo para el sector y no lo vamos a poder soportar». Enrique Riaño, de CESINTRA, advierte de que no van a aceptar que sean ellos quienes subvencionen la red viaria. «Hay un acuerdo firmado en 2008 en el que previendo esta situación decidimos que no lo íbamos a aceptar».

Sobre el paro patronal, Fernández se muestra tajante: «si se implanta va a haber un paro nacional y lo vamos a apoyar». Para De la Roza, es necesario «tomar las medidas oportunas pero oficialmente nadie nos mandó nada, aunque vamos a denunciarlo, a manifestarnos y a lo que haga falta». Por otra parte, Riaño se muestra tajante: «la respuesta va a ser unánime, no lo vamos a consentir, no vamos a andar con media tintas». Fernández resalta que este impuesto «no podía venir en peor momento. Un 30% del sector está parado, muchos al borde de la quiebra y otros tantos han desaparecido. Son gotas que van colmando el vaso»