Bulnes (Cabrales),

Ramón DÍAZ

Sólo siete días ha permanecido esta vez la Virgen de las Nieves en lo más alto del Picu. La imagen de Nuestra Señora, colocada en la cima del Urriellu el pasado día 8, ha seguido el mismo camino que la anterior, desaparecida a finales del pasado mes de junio. La talla ya no está: desapareció entre la una y las cinco de la tarde de ayer. La imagen, sujeta con parabolts (tornillos especiales de escalada) a la cumbre, fue arrancada de cuajo por algún desaprensivo. Todo indica que fue arrojada al vacío desde la cima del Naranjo de Bulnes.

Un grupo de montañeros de Reinosa (Cantabria) dio la voz de alarma, a última hora de la tarde de ayer, al llegar al refugio de la Vega de Urriellu. Estos alpinistas, que acababan de llegar de la cumbre del Picu, le preguntaron al guarda del refugio, Tomás Fernández, si la estatua de la Virgen había sido repuesta. A la contestación afirmativa de Fernández replicaron los montañeros que había vuelto a desaparecer. Además, señalaron que durante su ascensión habían oído un ruido similar al de piedras cayendo, por lo que manifestaron sus sospechas de que la talla había sido arrojada al vacío.

Tomás Fernández, lo mismo que al desaparecer la anterior imagen, mostró su pesar por lo ocurrido. Claro que también apuntó que la desaparición de esta talla no le coge de sorpresa. «Estaba cantado», señaló, «lo mejor hubiera sido subir la imagen con discreción, y no en helicóptero, porque eso es susceptible de crítica y manipulación».

La talla desaparecida ayer había sido colocada en lo más alto del Urriellu el pasado día 8, con la ayuda de un helicóptero, por parte de varios miembros de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Asturias, con la colaboración de la Guardia civil de Montaña. La talla, de 24 kilos de peso, quedó sujeta a la cumbre con parabolts y sica (resina utilizada en escalada).

La imagen de la Virgen de las Nieves preside el Urriellu desde el 5 de agosto de 1954, cuando varios integrantes del Grupo de Montaña Tajahierro, de Santander, la subieron con motivo del cincuentenario de la primera escalada al Picu, por parte de Pedro Pidal y Gregorio Pérez, «El Cainejo». Aquella primera talla fue destruida hace unos veinte años y sustituida por la que desapareció el pasado mes de junio, que pesaba apenas cinco kilogramos.

La anterior desaparición provocó honda indignación entre los escaladores y los guardas de montaña de la zona.

En los últimos años han desaparecido otras imágenes religiosas similares en las dos Peñasantas (la de Enol y la de Castilla) y en el Llambrión. Sólo queda ya, otra vez, la Santina de Torrecerredo.