Oviedo, Raquel L. MURIAS

Un radar móvil de la Guardia Civil mide estos días la velocidad de los conductores que transitan por la zona centro de la región. El dispositivo va montado en un Renault Clio, de color azul oscuro, que lleva las lunas tintadas y que colocándose detrás del vehículo mide con precisión la velocidad a la que viaja el vehículo que circula delante. En caso de que el conductor supere los límites establecidos en la vía, el radar móvil hace un adelantamiento y se coloca justo delante del vehículo. Entonces, en la luna trasera se enciende un letrero luminoso en el que se lee: «Guardia Civil, aparque en el arcén».

Estos nuevos radares pasan desapercibidos al ojo del ciudadano, ya que en un principio no se aprecia la diferencia entre los coches que portan el aparato para medir la velocidad y los convencionales. En Valencia también se ha instalado este tipo de radares en las carreteras, en este caso van colocados en la parte delantera de un Audi y utilizan el mismo «modus operandi» que el Clio que estos días circula y controla la velocidad de los que viajan por el centro de Asturias.

Aunque el director de Tráfico, Pere Navarro, había anunciado que no se iba a llevar a cabo el objetivo marcado de llegar al final de la legislatura con 2.000 radares fijos en las carreteras españolas, parece que va en aumento la utilización del coche radar. Otra novedad en este tipo de medidores de velocidad son los radares de velocidad media, como el que se ha instalado en el túnel del Negrón. Este radar mide la velocidad media con la que el vehículo cruza el túnel y utiliza dos cámaras de vídeo.