Jaime Rabanal. Consejero de Economía

Oviedo, J. A. ARDURA

Hace ahora un año el consejero de Economía, Jaime Rabanal, pensaba que la situación económica empezaría a remontar en el último trimestre de 2010, pero pasados los meses se ha encontrado aún con más problemas y estrecheces económicas para elaborar los Presupuestos del Principado para 2011. Por primera vez ha tenido que vender patrimonio para cuadrar las cuentas y se ha visto obligado a reducir en un 5,5 por ciento el presupuesto sanitario, pese a reconocer que en las próximas semanas el Gobierno regional tendrá que inyectar dinero a ese servicio para llegar a fin de año, pues los 1.571 millones previstos para 2010 se han quedado, una vez más, cortos.

-En 2010 el presupuesto inicial para la sanidad era de 1.635 millones, pero en julio hubo que recortarlo. ¿Se va a llegar a final de año con esos 1.571 millones o hará falta una retención del crédito, como en otros ejercicios?

-Tendremos algún problema a final de año. Hay una parte del gasto de sanidad de este año que no está cubierta y veremos cómo lo solventamos. No porque sea un problema general, que afecta a todas las comunidades, nos preocupa menos.

-Para 2011 el recorte aún será mayor. ¿Cómo será posible sin reducir servicios, como asegura el Gobierno regional?

-Básicamente, los ajustes de salud ya están hechos y no he oído que las prestaciones se hayan recortado. La Consejería de Salud ha tomado medidas: se ha mejorado la gestión, las compras de medicamentos, la política farmacéutica; hay nuevas organizaciones de prestación de servicios. Se tomó la decisión de bajar los salarios un 5 por ciento, en algunos casos más porque se trata de sueldos altos, y eso es muy importante porque gran parte del gasto sanitario corresponde a retribuciones del personal. Hay que agradecer ese esfuerzo.

-¿Al Principado le vino bien el recorte salarial decidido por el Gobierno central?

-Sin duda.

-Crack de Irlanda, rumores inquietantes sobre Portugal, peligro para España y Bélgica. ¿Da la sensación de que esta crisis no toca fondo?

-Ha habido algún crecimiento positivo pero han surgido problemas nuevos, como la crisis de los mercados financieros y la manera de enfocarla en Europa. Se echa en falta una intervención decidida del Banco Central Europeo para garantizar la solvencia de los países. Mientras eso no se haga habrá tensiones a corto plazo que suponen ganancias para los especuladores. No hay ningún país que esté a salvo, pero España está haciendo sus deberes.

-En el próximo presupuesto sorprende que una sociedad regional, como Vipasa, compre miles de viviendas al Principado. ¿Es un balón de oxígeno o un recurso a la desesperada?

-Es un balón de oxígeno, no un recurso a la desesperada. Tenemos un patrimonio acumulado de viviendas de alquiler y creemos que puede dar resultados mejores si lo vendemos. Hay muchas familias dispuestas a comprar las casas donde viven. Con esta venta se cumple una función social y se obtienen más recursos: nos permite tener 1.070 millones de inversión.

-¿Los bancos darán hipotecas a estas familias en plena crisis?

-Naturalmente no haríamos una operación de este tipo si no hubiéramos hecho un chequeo con las entidades financieras. Lo hemos hecho y están dispuestas a entrar en una operación que están haciendo otras autonomías. Madrid subasta viviendas, Valencia racionaliza su patrimonio y Murcia optimiza su patrimonio. Estamos en una situación difícil, con una caída de ingresos importante. Si tenemos capacidad para seguir desarrollando políticas sociales y también de vivienda, lo responsable es intentar hacerlo.

-Sean Madrid, Valencia o Asturias, ¿estas medidas similares son contabilidad creativa?

-En absoluto. La contabilidad creativa en seguida deja de serlo. Este es un planteamiento real. Hay un patrimonio, hay posibles compradores, se puede hacer legalmente y es bueno para las finanzas del Principado y mantener sus políticas, incluidas las sociales. Pero nada de contabilidad creativa ni ingeniería financiera, eso es otra cosa. La viabilidad de Vipasa está garantizada por el Principado.

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-¿A qué se van a destinar los 102 millones de esa operación?

-A mantener una inversión de más de mil millones, 760 millones en el presupuesto, y a incrementar ligeramente la política de vivienda cuando caen las ayudas nacionales.

-Entonces, ¿el Principado no pretende camuflar deuda a través de Vipasa para saltarse el tope del Ministerio de Hacienda?

-No, en absoluto. Al final todas esas operaciones que no son bien concebidas acaban consolidando deuda. No es una operación para camuflar deuda sino para vender patrimonio.

-¿Tienen previsto hacer operaciones similares con otras sociedades del sector público?

-No, no.

-¿La contracción de la inversión del Estado y del Principado retrasará la mejoría de la economía en Asturias?

-Sin duda alguna tiene impacto sobre la actividad económica. Nuestro objetivo es, ante la caída de ingresos, intentar mantener la mayor inversión posible. 1.070 millones es alrededor del cinco por ciento de nuestro producto interior bruto.

-¿El Gobierno central debería haber aplazado la entrada en vigor del nivel 1, que da cobertura a casos moderados, de la ley de Dependencia, ante la caída generalizada de ingresos?

-Era deseable esperar a evaluar el resultado de los grado 2 y 3, para llegar al nivel moderado, que entra en vigor en 2011. Y era preferible esperar porque estamos poniendo en marcha un derecho de carácter universal en un período de tiempo cortísimo, lo que da lugar a riesgos e ineficiencias. Como no se ha producido ese aplazamiento, nuestra obligación es hacer frente a la ley.

-¿El Principado tiene capacidad para aplazar la entrada del nivel moderado?

-No, porque es una ley del Estado que las autonomías gestionan. Lo que ocurre es que algunas comunidades aparcan las valoraciones y de esa forma paralizan la aplicación de la ley, pero el Gobierno regional no quiere recurrir a esa estrategia.

-¿Con la que está cayendo se ve con fuerzas para seguir como consejero tras las elecciones autonómicas?

-Me veo con fuerzas para acabar este presupuesto y tenerlo vigente el 1 de enero. A partir de ahí, el próximo presidente -que, no dudo, será Javier Fernández- tendrá la decisión.