Oviedo, José A. ORDÓÑEZ

Salvadas las históricas y tan debatidas reticencias iniciales, que retrasaron su entrada en vigor, la producción acogida a la Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias mantiene una tendencia al alza desde que, en 2003, salió por vez primera al mercado. Si en los primeros años el consejo regulador que hoy preside Víctor Escalada controló un millón de litros acogidos a la figura de protección, el pasado ejercicio se cerró con 600.000 litros más. Y las previsiones para este 2010, según ha confirmado el propio Escalada, inciden en esta tendencia positiva.

A 31 de diciembre se habrán expedido 1,3 millones de contraetiquetas para botellas con denominación, que salen a la venta a un precio que ronda los 3 euros, unos 50 céntimos por encima de la que no está controlada por el consejo. Estamos ante un récord histórico de elaboración, que supera en más de 200.000 envases identificativos de calidad a las que se emitieron en 2009.

La sidra asturiana con denominación de origen cuenta con 25 elaboradores inscritos en el registro del consejo regulador, seis más de los que había en 2006, sobre un censo total de llagareros de cerca de 90, si bien buena parte de ellos mantiene una producción reducida. Cosecheros hay más. En concreto, están apuntados al consejo 262, que, con 522 plantaciones en uso, facilitaron el pasado año 2,2 millones de toneladas de las 22 variedades de fruto de alta calidad con las que se produce la sidra acogida a denominación. La cosecha total en la región en años en los que no afecta la vecería oscila entre los 30 millones y los 40 millones de kilos, según fuentes de la Asociación Asturiana de Cosecheros de Manzana (Aacomasi), cuyo secretario, Jorge García, considera que la denominación de origen resulta «fundamental» para el sector.

Bajo la denominación se elaboran tres variedades de sidra: la natural, la de nueva expresión y la espumosa. Los datos del consejo regulador confirman que la inmensa mayoría de la producción corresponde a la natural tradicional. Así, tomando como base la campaña de 2007, que fue un año de buena cosecha de manzana, el organismo que regula la denominación entregó un millón largo de etiquetas para botellas de sidra tradicional, 66.000 para las de nueva expresión -que se obtiene de someter a filtrados la natural- y 28.000 para envases de espumosa.

Los llagareros se muestran conformes con el efecto y los resultados que está obteniendo la denominación, aunque, hasta la fecha, sólo haya atraído a 25 elaboradores, de los que tres se dedican a la sidra espumosa. El sector llevaba debatiendo la posibilidad de contar con una figura de protección desde hace más de seis décadas y el presidente de la Asociación de Lagareros de Asturias, José María Osoro, considera que ha merecido la pena y que los resultados obtenidos, aunque no sean extraordinarios, sí resultan positivos. Ahora bien, pese a reconocer que la sidra acogida a la denominación debe ser el «estandarte» de las campañas de promoción de la bebida asturiana, Osoro reclama a la Administración que no se olvide de los demás llagareros, de aquellos que no están acogidos a esta figura de protección. Y es que, a su juicio, «también elaboran un producto asturiano y de muy alta calidad que merece ser promocionado».

Tras siete años en el mercado, y además de trabajar en la difusión y comercialización de la marca «Sidra de Asturias», el consejo regulador tiene por delante una serie de retos en materia de investigación y desarrollo. Así, de acuerdo con los técnicos del Serida, se está trabajando en la introducción de nuevas variedades de manzana seleccionadas amargas y dulces, así como para obtener una mayor regularidad en las cosechas, mediante la reducción de la incidencia de la vecería. Además, otros campos de actuación para desarrollar en los próximos años son, por ejemplo, la lucha contra la enfermedad del fuego bacteriano y las plagas que afectan a las plantaciones, así como la redacción de estudios sobre la microbiología de la sidra o aportes aromáticos.

Pese a ser la gran referencia, sobre todo de cara al exterior, la denominación de origen no es la única marca de calidad bajo la que se comercializa sidra asturiana. Llagares como Foncueva, Trabanco, Muñiz, La Nozala, Peñón y El Gobernador llevan diez años sacando al mercado, y con notable éxito, una sidra de manzana seleccionada que se elabora íntegramente con fruto autóctono de una veintena de variedades de alta calidad. El producto está batiendo récords.

En la próxima campaña, pese a la mala cosecha en las pomaradas de la región, se pondrán a la venta 1,3 millones de botellas, a un precio medio de 2,80 euros. La cifra supera en 300.000 unidades las ventas de 2008, el último año afectado por la vecería.

Pese a que sólo lleva una década en el mercado, la sidra de manzana seleccionada, ya sale fuera de la región e, incluso, ha llegado al extranjero. Se encuentra, por ejemplo, en Estados Unidos (EE UU), Francia, Bélgica, México y Rusia. Sin duda, la mejor prueba del éxito.