Oviedo, Marta PÉREZ

Un estudio reciente de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras asegura que casi la mitad de los trabajadores de los locales de hostelería donde está permitido fumar presentan antecedentes de enfermedades respiratorias. El mismo informe señala que la única medida de prevención segura es eliminar el tabaco de los espacios públicos cerrados. La nueva ley antitabaco, que prohibirá fumar en espacios públicos cerrados a partir del 2 de enero, ha tenido dos reacciones entre el gremio de los trabajadores de hostelería. Por un lado, sostienen que se quitan una molestia de encima pues la mayoría de los camareros asegura que termina la jornada laboral con la garganta irritada, sobre todo en los locales más pequeños y peor ventilados. Sin embargo, en tiempos de crisis, son muchos los que temen que la clientela de los bares baje con la prohibición de fumar y eso redunde en recorte de puestos de trabajo. La Asociación de Maitres y Camareros de España (AMYCE) ha mantenido firme su postura en contra de la nueva ley antitabaco defendiendo una norma que fomentase la convivencia entre fumadores y no fumadores. La misma asociación asegura que la nueva ley puede acabar con más de 100.000 puestos de trabajo en un sector muy machacado por la crisis económica.

Guillermo Isusi es camarero en Oviedo y fumador. «Estoy dudando. Por una parte me parece bien, entiendo el lado positivo, que afecta a mi salud. Pero por otra, la gente tiene mucho miedo por sus puestos de trabajo». «Trabajar entre humo se lleva mejor o peor dependiendo del local. Si es pequeño y no está bien ventilado te afecta bastante», cuenta. Isusi explica que sus colegas están preocupados, «sobre todo los que trabajan en locales de ocio nocturno, porque hay mucho miedo a que ahí es donde más baje la clientela», cuenta.

Hace diecisiete años que no fuma, y lleva el doble de tiempo trabajando en la hostelería. Víctor Suárez asegura que está deseando que llegue el 2 de enero para que se apaguen los cigarros en la cafetería de Oviedo donde trabaja. «Hay días que se lleva bien, pero cuando hace frío, la puerta está cerrada y todos los clientes se ponen a fumar a la vez y se hace insoportable», admite. «Creo que el que no fuma estará encantado y el que fuma acabará acostumbrándose. Como es igual para todos los bares, no quedará otra, como pasó en el extranjero», analiza Suárez.

«Sales de trabajar y es como si llevaras toda la noche de juerga, llegas a casa con la garganta destrozada», asegura Susana Galán, también camarera. «Esperaba esta ley como agua de mayo. Tengo a menudo infecciones de garganta y hay gente que incluso sufre neumonías, y es por el tabaco», añade. Susana Galán opina que cuando se aprobó la actual ley antitabaco en 2005 ya se debería haber prohibido fumar en bares y restaurantes, porque entiende que son muchos los hosteleros que se gastaron un dinero en adecuar los locales a la ley, y ahora «no sienta bien» que se cambie.

Enrique Bango hace quince años que dejó de fumar y asegura que, por su trabajo en la hostelería, se levanta a diario «como si fuera fumador». Aun los miedos de las asociaciones de hostelería, que creen que la aplicación de la normativa redundará en un descenso de la clientela. «Una solución que hubiese permitido la convivencia de fumadores y no fumadores estaría mejor», asume.

El Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo dice que con la nueva ley dejarán de morir al año en España 1.000 camareros no fumadores. En Asturias serán entre 12 y 15 camareros.