Oviedo,

María José IGLESIAS

La ley antitabaco, que entrará en vigor el próximo 2 de enero, prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados, entre los que se encuentran los bares, salas de fiestas y discotecas. Los propietarios de los locales temen la imposición de sanciones ante la dificultad de controlar si alguien enciende un cigarrillo en el local y advierten al Gobierno de que no piensan ejercer de «policías». Además advierten de que el ruido en la calle se incrementará cuando los clientes tengan que salir a la calle, en horario nocturno, a echar un cigarrillo.

Los empresarios de los locales nocturnos de Asturias se sienten injustamente tratados por la normativa, cuya orden de entrada en vigor tampoco fue publicada ayer en el «Boletín Oficial del Estado». Señalan que la peculiaridad de sus negocios es precisamente el ocio ligado al consumo de copas, que en muchas ocasiones lleva aparejado el consumo de tabaco. Así lo manifestó ayer a LA NUEVA ESPAÑA Iván González Hortal, responsable del área de ocio nocturno en Hostelería de Asturias y tesorero de la asociación de empresarios de bares de copas, Abaco, que reúne a la mayor parte de los establecimientos del Oviedo Antiguo. «Nos vemos entre la espada y la pared. Si la gente sale a fumar a la calle, aumentarán los ruidos y nosotros no seremos los culpables», comenta.

González Hortal señala que los bares de copas están equipados con limitadores de ruidos. «Precisamente para que no salgan al exterior. Si la puerta se abre y se cierra continuamente será inevitable que el nivel del sonido aumente». Otro de los mayores problemas, a su juicio, será cómo controlar a la gente que entra en los bares para que resista la tentación de encender un pitillo. «Pondremos todos los carteles y señales que manda la ley, pero no vamos a hacer de policías, apagarles el cigarro y echarlos del local», señala. González Hortal también denuncia la escasa claridad que existe sobre las sanciones que se impondrán en caso de que los locales incumplan la normativa. «Lo que no nos parece de recibo es que nosotros tengamos que pagar si los clientes no obedecen las normas», explica.

Con esa apreciación coincide Miguel García, Miguelo, presidente de la Asociación de Discotecas de Asturias. «Esta ley va a traernos problemas, sobre todo al principio. Pero queremos dejar claro que los empresarios no somos controladores», matiza.

Iván González teme que una de las consecuencias de la puesta en marcha de la ley sea una menor afluencia de público a los establecimientos. «Pasará como en el resto de Europa y la gente se reunirá en sus casas». Además, estima que si baja el público en los establecimientos, se perderán empleos en el sector. «Necesitaremos menos camareros». Los hosteleros solicitaron en su día permiso para habilitar zonas de fumadores en bares con amplitud suficiente. Finalmente la petición fue desechada en la votación final de la ley.