Oviedo, L. Á. V.

No es la primera vez que el nombre de ETA aparece asociado a otras tramas de delincuencia. Ya en 2004, a raíz de los atentados de los trenes de Madrid, se asoció a la banda terrorista con individuos como José Emilio Suárez Trashorras o Antonio Toro. El confidente de la Guardia Civil Rafá Zouhier llegó a asegurar que había visto cómo Antonio Toro entregaba a Trashorras un papel con el teléfono de un etarra durante un encuentro en la cárcel. Este supuesto no pudo ser demostrado en absoluto.

Tampoco han podido ser aclaradas las afirmaciones de José Ignacio Fernández Díaz, «Nayo», uno de los socios de Toro y Trashorras, hoy desaparecido. Este cántabro asentado en Castrillón aseguró al abogado Carlos Alberto Tejeda que Toro y Trashorras tenían un alijo de dinamita que iba a ser entregado a ETA. Unos traficantes de drogas dedicados a suministrar explosivos a terroristas. La denuncia de «Nayo» fue comunicada al entonces fiscal antidroga de Asturias, José Luis Rebollo, y éste a su vez al fiscal jefe, el ya fallecido Rafael Valero Oltra. Se llegó a peinar un monte en Las Regueras sin éxito alguno. Francisco Javier Lavandera, que tuvo contacto con el grupo de Trashorras, también apuntó a relaciones con etarras, pero no han podido ser demostradas. A los agentes de información de la Guardia Civil les resulta desconocida la presencia de camorristas en Asturias. Tampoco hay prueba alguna de que ETA se dedique al narcotráfico. No obstante, en enero del año pasado fueron detenidos varios etarras con cierta cantidad de droga, en concreto dos bolsas de marihuana y otras 41 bolsas con una sustancia estupefaciente, así como cuatro básculas para pesar la droga.