La Felguera, Pablo GALLEGO

Ni el PP, ni el partido de Álvarez-Cascos ni IU, sus socios en el Gobierno regional. «El miedo es el mayor adversario en estas elecciones», afirmó ayer el candidato del PSOE a la Presidencia del Principado, Javier Fernández. Quizá por la misma razón, Fernández aseguró haber llegado ayer al polideportivo del parque Nuevo de La Felguera para conocer «los sueños» -que no pesadillas-, «las inquietudes y las congojas» de los militantes que le esperaban. A él y a sus socios de mitin: la alcaldesa de Langreo y candidata a la reelección, Esther Díaz, y el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui. Juntos defendieron la necesidad de lograr una «redistribución fiscal» que, en palabras de Jáuregui, «reparta proporcionalmente la riqueza» entre todas las regiones. Fernández remató: «Esta crisis no se va a llevar por delante lo que tantos años nos ha costado construir».

Los logros sociales del PSOE, desde el desarrollo de la sanidad a la ley de Dependencia, fueron el hilo argumental de la intervención del Ministro. Algunos, del socialismo anterior a José Luis Rodríguez Zapatero, como la reconversión industrial -«en los ochenta España era una chatarrería», afirmó Jáuregui-, o haber logrado «vertebrar el perdón entre los españoles». Otros, del actual Gobierno del PSOE, como la última reforma de las pensiones. Según Jáuregui, una «muestra de responsabilidad» por parte de los sindicatos mayoritarios, UGT y Comisiones.

Para el Ministro, curtido en este tipo de labores, la profunda crisis económica que sufren los españoles se debe en gran medida «a la implosión de un sector que estaba inflado, la construcción», y así se lo aseguró a los militantes. «En 2006 construíamos más viviendas que Inglaterra, Francia y Alemania juntos», señaló. Ahora, la explosión de la burbuja inmobiliaria ha dejado en el paro a 1,2 millones de personas y se ha llevado por delante «un 20 por ciento de los ingresos fiscales de los ayuntamientos y un 5 por ciento del PIB». «Eso no ocurre por culpa del Gobierno, sino porque había un crecimiento desmesurado», aseveró. Sólo Javier Fernández reconoció que al partido «le han faltado reflejos en algún momento». Sobre las medidas de ahorro energético -la reducción del límite máximo de velocidad en autopistas y autovías entra hoy en vigor-, Jáuregui reconoció que podían ser «impopulares», aunque «países serios como Estados Unidos ya las aplicaron en los setenta».

De vuelta a la política regional, Javier Fernández insistió en su teoría de que si el próximo 22 de mayo logran un número de escaños suficiente, el PP y el partido de Cascos «se repartirán Asturias como su mayorazgo». A renglón seguido recalcó la necesidad de «quitar la careta» a «las dos derechas»: «Ahora que estamos en Carnaval, Álvarez-Cascos se disfraza de centrista, y Pérez-Espinosa, de alternativa de Gobierno».

Aunque Fernández criticó las referencias de la candidata popular a que Asturias vivía hoy «el peor momento de su historia» -«no tenemos que preocuparnos de sus descalificaciones, sus insultos y su zafiedad, lo que nos debe preocupar es la desesperanza», aseguró-, sus palabras más duras fueron para el flamante presidente de Foro Asturias. El candidato socialista le acusó de representar al «caciquismo posmoderno» y criticó su «nostalgia» por «aquel personaje al que considera admirable, el de las conspiraciones judeomasónicas». «El miedo es de derechas, por eso es nuestro mayor adversario en estas elecciones», sentenció.