La limitación de la velocidad máxima a 110 kilómetros por hora ha traído mayor inseguridad y más riesgos a las autopistas y autovías españolas. Junto a la «constatación» de que el ahorro en combustible es mínimo, ésta es la principal conclusión que extraen las asociaciones de automovilistas y de transportistas de la primera semana de vigencia de una de las medidas más polémicas del discutido plan de eficiencia energética puesto en marcha por el Gobierno central. La tensión y el estrés que sufre el conductor, pendiente en todo momento de no sobrepasar el nuevo límite, menos agilidad en las maniobras de adelantamiento y las incorporaciones de vehículos a las vías de alta capacidad a baja velocidad son los tres principales problemas que han advertido los expertos, tanto en Asturias como en el resto del país.

Mario Arnaldo, presidente del colectivo Automovilistas Europeos Asociados, asegura que numerosos conductores ya se le han quejado del «estrés» que les produce tener que llevar el coche sin pasar de 110 kilómetros por hora, sobre todo si se trata de vehículos de alta gama en autopistas modernas y en buen estado. Al «riesgo» que aprecia en conducir en tal estado de tensión, Arnaldo suma el hecho de que «ahora se tarda más en adelantar y se va más tiempo en paralelo, cuando lo ideal es que esas maniobras se realicen con la mayor agilidad posible». Enrique Riaño, presidente de Cesintra, una de las patronales asturianas del transporte, también hace hincapié en el problema de los adelantamientos. «Hay muchos coches que van a velocidades muy justas y que, una vez sobrepasado el otro vehículo, vuelven al carril de la derecha demasiado pronto, con un riesgo de accidente más que evidente». Ovidio de la Roza, máximo responsable de la otra patronal del sector (Asetra), comparte opinión con Arnaldo y Riaño: «Hay mayor inseguridad, eso está claro, sobre todo porque muchos conductores se precipitan al volver al carril de la derecha tras adelantar o hacen maniobras extrañas, con frenazos incluidos, cuando se dan cuenta de que han sobrepasado el nuevo límite».

La visión de transportistas y automovilistas encuentra respaldo en la Asociación Española de Accidentología Vial. Su presidente, el asturiano Raimundo García Cuesta, confirma que el escaso desequilibrio de velocidades entre vehículos aumenta el riesgo cuando los adelantamientos se producen con poco tráfico. García Cuesta añade que su colectivo mantiene una posición contraria a la limitación de 110 km/h en las autovías y autopistas. Y es que, a su juicio, «lo que hay que hacer es fijar los límites de velocidad con parámetros objetivos, de forma que unos tramos se modifiquen al alza y en otros a la baja».

Lo que no han apreciado los colectivos de automovilistas y transportistas es un incremento de los radares móviles en las autovías y autopistas. La Delegación del Gobierno en Asturias todavía no dispone de datos concretos sobre la correlación entre la nueva limitación y las multas de tráfico, pero su máxima responsable, Antonio Trevín, garantizó hace unos días que la medida no tiene afán recaudatorio y que el Ejecutivo no prevé un incremento de los ingresos por la vía de las sanciones. A este respecto, Mario Arnaldo, de la asociación de automovilistas, asegura que aún no tiene conocimiento de que se hayan puesto multas por circular a 116 o 118 kilómetros por hora, que son los límites establecidos en los radares una vez aplicados unos márgenes de error que, a su juicio, «se están utilizando erróneamente».