Economista

Oviedo, Pablo GALLEGO

Ser uno de los promotores del grupo de «los Cien», un colectivo formado por economistas vinculados a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), le ha servido a Florentino Felgueroso (Bruselas, 1966), profesor de Economía en la Universidad de Oviedo, como altavoz. Una forma de llamar la atención sobre asuntos como el envejecimiento de la población en Asturias o el drama de la emigración juvenil. Con esta entrevista, LA NUEVA ESPAÑA continúa la serie que analiza la realidad y las perspectivas de futuro del Principado ante las próximas elecciones autonómicas y municipales.

-Los comicios del 22-M convocan a 990.0000 asturianos. ¿Cuántos seremos dentro de 10 años?

-No lo sé, pero la predicción dice que la población seguirá cayendo. Somos la región más envejecida de España, y en la última década la población de jóvenes entre 25 y 34 años se ha reducido a la mitad. El envejecimiento es una de las claves de esta sociedad, pero no está en la agenda de los políticos.

-¿Cómo influirá esta situación en el resultado de las elecciones?

-El votante que importa para ganar las elecciones es el mediano, y el de Asturias tiene cada vez más edad. La cuestión es que ese electorado tiene unas demandas específicas que, a lo mejor, no son las que convienen a esta región. Seguramente le interesa cómo gestionamos la dependencia, pero habría que plantearse si recortar en educación para satisfacerle es inteligente con vistas al futuro de la región.

-¿Qué dicen las predicciones?

-El futuro ya lo estamos viviendo en nuestras carnes a través de un gran ajuste fiscal. Primero, porque tenemos que decirle adiós al dinero de Bruselas; después, porque la reactivación económica no es tan evidente. Vamos a sufrir un estancamiento que va a durar lo suyo, y este trimestre se prevé que lleguemos a los 5 millones de parados.

-¿Asturias ha vivido muy por encima de sus posibilidades?

-Aún lo hacemos. Hay una cifra que me deja bastante perplejo, y es que en el ámbito de las pensiones recibimos el doble de lo que aportamos, un 15 y un 7 por ciento de nuestro PIB, respectivamente. En Asturias ya estamos viviendo en el escenario que, a nivel nacional, se plantea para 2040 o 2050. Es como estar en «Regreso al futuro».

-¿Qué pasa con los jóvenes?

-Esta región ha dado la espalda a los jóvenes, que tienen que salir fuera en busca de un trabajo acorde con su cualificación. Tanto que el Gobierno se refirió a ellos como «leyendas urbanas». Bajo ese término se esconde la pérdida de un buen porcentaje de la «materia gris» formada en la región.

-Habrá gente que piense que ver más allá de Asturias es bueno.

-Desde luego. No tiene sentido tener una titulación superior y pensar que el único mercado posible es el local, tu municipio o tu barrio. Siempre habrá un sitio mejor, pero también hay que pensar que Asturias puede ser una región generadora de empleo para estos titulados. No sólo para los nuestros, también para los de fuera. Estaría bien que los políticos nos contasen cómo piensan hacerlo, porque uno tiene la sensación de que sus mensajes son atractivos, pero sin mucho fondo. Se ha visto con las oposiciones a maestros.

-¿Por qué lo dice?

-Ha sido un debate esperpéntico, que enseña hasta qué punto hemos llegado en esto del Estado de las autonomías. Parece que no queremos maestros de otras regiones, cuando en realidad deberíamos dar la bienvenida a los mejores, sean andaluces, madrileños o polacos.

-El Servicio Público de Empleo dice que Asturias produce más titulados de los que necesita.

-Imagino que la mayoría de los padres quieren que sus hijos sean universitarios y que, aunque sea lejos de aquí, puedan tener sus oportunidades. Lo ideal sería que se fueran todos, pero que la mayoría volviera, para que podamos disfrutar de una inversión que le vendría muy bien a la región. La cuestión es que no se van a Alemania sólo porque allí hay empleo, sino porque las condiciones laborales son mejores.

-Supongo que es un movimiento unido a la satisfacción de determinadas expectativas.

-Efectivamente. Las expectativas de los profesionales de desarrollar una carrera en Asturias se han ido deteriorando. Nuestra brecha educativa es una de las mayores que hay en el mundo desarrollado, lo que quiere decir que nuestros mayores tienen bastante menor nivel educativo que nuestros jóvenes. Por eso nos equivocamos al decir que si no retiramos a una persona mayor la oportunidad del joven va a ser menor. La probabilidad de que el nuevo jubilado sea un ingeniero es muy baja, pero la de que el joven que entra en su lugar sí lo sea es bastante alta. Tenemos unos agentes sociales que protegen demasiado a las personas de más edad.

-¿Los sindicatos tienen que cambiar también?

-El mundo sindical tiene que cambiar a la fuerza por su propia supervivencia. El cambio de modelo exige una renovación de los sindicatos y de la patronal.

-¿En qué dirección?

-Tanto unos como los otros son poco representativos de trabajadores y empresas, porque representan un modelo que ha caducado. Sus reticencias a reformar el mercado de trabajo son una clara evidencia de la escasa voluntad de cambio. Ahora toca la negociación colectiva, porque lo que hace 30 años se pensaba que era la mejor opción ahora no funciona, y que los convenios de sector dejen de ser reinos de taifas de unas pocas empresas y trabajadores será una de las claves. La reforma requerirá sacrificios por ambas partes, no creo que se logre sin una intervención del Gobierno.

-¿Qué opina sobre las últimas declaraciones de los candidatos al Gobierno asturiano sobre asuntos económicos y de empleo?

-Son mensajes cortos que recuerdan mucho a la telebasura, porque, como en la programación, se piensa que eso es lo que quiere la gente. Pero un análisis más profundo dice que uno toma lo que le dan y que a la mayoría le gustaría tener una televisión de calidad. Con los políticos y los momentos de elecciones pasa algo parecido. Piensan que con un par de mensajes es suficiente, pero tienen que darnos más explicaciones. Un ejemplo son los que afirman que Asturias será «una tierra de oportunidades». Antes tendrían que explicarnos por qué durante la última década no lo ha sido.

-¿Qué necesita Asturias?

-Más transparencia en la gestión y más evaluación de las políticas públicas. Somos una sociedad lo suficientemente adulta y responsable como para no permitir que nos engañen continuamente. Muy pocas políticas públicas se evalúan en serio. No estoy hablando de políticos que se conforman con decir que tenían 1.000 millones para algo y que se los han gastado, si no de ver si han servido para lo que se consignaron. Es el paso que tenemos que dar y hacia donde nos van a llevar las circunstancias, porque no vamos a tener tantos recursos como antes. El problema es que muchos políticos no sólo no están mentalizados para ello, sino que tampoco están preparados.