Como los casquetes polares, los grandes partidos se derriten en los concejos del centro de Asturias y, en su lugar, empiezan a flotar sobre el océano de la política municipal una miríada de pequeñas formaciones que, a semejanza de las formaciones nacionalistas en el Congreso de los Diputados, se convierten en la auténtica llave del gobierno cuando no hay una mayoría absoluta. Entonces la formación de gobierno se convierte en encaje de bolillo. Los pequeños partidos, en estos casos, adquieren un poder muy por encima de su representación y suelen utilizarlo en beneficio del grupo vecinal al que representan. Sin complejos. Han nacido para esto: para convertir votos en logros muy concretos. No vienen a arreglar el mundo, quieren arreglar «su» mundo, que consideraban olvidado por el gobierno municipal. En otros casos, este «localismo nacionalista» se convierte en hegemónico en algún municipio: son los partidos independientes, cuyo único ideario es la defensa de los intereses concejo por encima de cualquier otra ideología. O, mejor dicho, sumándolas todas. Lo que sigue es un viaje por el fulgurante ascenso del «nacional-localismo» que se está produciendo en el corazón geográfico de la región: en Siero, Noreña, Carreño, Sariego, Nava, Bimenes o Grado.

El paradigma de La Fresneda y Conceyu

. Siero, por la distribución geográfica y poblacional de sus núcleos, es una salsa difícil de ligar, un concejo centrífugo, con una identidad común en fuga, imposible de consolidar. Esto propicia el surgimiento de iniciativas políticas de carácter localista que buscan defender los intereses de una parroquia o localidad concretas. El ejemplo paradigmático es Conceyu, localizado en Lugones, y con representación municipal, de manera ininterrumpida, desde 1991. En este caso, como también ocurre con la Plataforma Vecinal de La Fresneda (PVF), los vecinos de estos núcleos ven su apoyo a estas formaciones como el voto más útil, que ha propiciado importantes avances, en infraestructuras y servicios para ambas poblaciones. Esta circunstancia se da porque el equilibrio tradicional de fuerzas en el concejo entre los partidos de izquierda y de derecha, hacía posible que estas formaciones con vocación localista fuesen llave de gobierno. Así sucedió durante los dos tripartitos que, liderados por Corrales (PSOE), gobernaron Siero entre 1999 y 2007, con Conceyu apuntalando el gobierno de socialistas e IU. Esta situación se llevó al paroxismo en el último mandato, con PVF, Conceyu y el PINSI de Juan Camino (que surgió por un principio similar aunque no estaba vinculado a un único núcleo) alternando su apoyo a PSOE y PP para ir sacando adelante las distintas propuestas del equipo de gobierno a cambio de distintas prebendas. Ahora, la irrupción de Foro Asturias (FAC) ha limitado mucho el auge de algunas de estas formaciones, ya que ha captado el voto de los descontentos con el PP y el PSOE, que antes recaía en los partidos locales. El mayor damnificado, aparte de esos dos partidos, ha sido el PINSI, que ha perdido sus dos concejales, al no llegar al 5 por ciento de los votos. En cambio, la plataforma de La Fresneda ha sorprendido obteniendo 1.900 votos y logrando dos representantes, una situación que se debe sin duda a una acertada gestión en estos cuatro años, pero que además deja un dato paradigmático: si bien el PVF ha sido el partido más votado en La Fresneda para las locales, en las elecciones regionales ese puesto lo ha ocupado el FAC.

Noreña, concejales de mil colores

. La concentración de más del 90 por ciento de sus cinco mil habitantes en un único núcleo de población propicia el auge de la política de calle: los vecinos votan principalmente a aquellos candidatos a los que conocen personalmente. Y la mayoría se conoce; al menos, de vista. Esta circunstancia, unida a que se necesita un número relativamente bajo de votos para obtener un concejal (en estas elecciones, a IDEAS la ha bastado con 181 votos), hace que muchas formaciones minoritarias vuelquen sus esfuerzos en la Villa Condal. No obstante, en estas últimas elecciones parece haberse unido un cierto voto de castigo hacia las formaciones con presencia en el Pleno, pues todas las que han formado parte de la Corporación, ya fuese en el gobierno o en la oposición, han perdido votos (a excepción de FDLI, que en 2007 se presentó junto a IU, escindiéndose a mitad de mandato). Esto ha propiciado el auge de Independientes por Noreña (IPÑ), agrupación de electores encabezada por José Ángel Blanco, un ingeniero muy conocido en la villa, y surgida a raíz de una escisión del FAC, que ha sido la segunda fuerza más votada en el concejo, tras el PSOE. Pero esta dispersión del voto dificulta la gobernabilidad, ya que hasta siete fuerzas distintas se reparten los trece asientos del Pleno. Ahora, y toda vez que IPÑ ha revelado que no negociará con el PSOE y tratará de formar gobierno por su cuenta, se hace necesaria la formación de un cuatripartito para lograr mayoría en el Pleno. Ahí es nada.

Carreño, con ocho basta.

El concejo carreñense, con diez mil habitantes, contará con ocho partidos en la próxima Corporación. Entre los ocho se repartirán 17 sillas de concejal. Ocho formaciones sacaron representante, pero se presentaron diez. UPyD y URAS-PAS se quedaron fuera. Al final, PP y PSOE tendrán que compartir «vestuario» con Foro Asturias y con cinco formaciones distintas con un único concejal cada una.

La proliferación de partidos en Carreño tiene explicaciones comunes. En primer lugar, dos formaciones independientes tienen su origen o son disgregación de IU, que gobernó doce años en Carreño. Se tratan de UICA, que ensalza la imagen del que fuera alcalde comunista del concejo, José Luis Vega, y el PCPE, cuyo fundador local y primer candidato en 2007, Julián Iglesias, lo fue en 2003 con IU.

Los otros dos partidos minoritarios que sobreviven en Carreño son Carreño Unido y UNA-BA. El primero nació a finales del pasado año para canalizar el descontento de los vecinos de la segunda parroquia más poblada del concejo tras Candás, Perlora, con la gestión que el Gobierno municipal ha hecho del Plan General de Ordenación Urbana. La gota que colmó el vaso, y acabó por animarlos a entrar en política, fue el corte -el pasado verano- de un carril de circulación entre Candás y Perlora a lo largo del paseo marítimo que los une para crear aparcamientos.

Comarca de la Sidra, tierra de independientes. El «bajón» que han sufrido en Asturias los partidos mayoritarios no es un fenómeno nuevo en la Comarca de la Sidra, en la que, desde hace años, estas formaciones pisan fuerte en algunos concejos. Javier Parajón, regidor electo de Sariego, que asumirá su sexto mandato como regidor del concejo, es el paradigma. Su trayectoria política ha estado unida a Progreso Municipal de Sariego, que ya concurrió a las primeras elecciones democráticas ganándolas con Emilio Blanco al frente. Parajón destaca que la clave reside en la libertad que tienen al formar la lista y el programa electoral, al no tener que someterse a las directrices que imponga la dirección regional de un partido. Además, logra rascar votos en la derecha y en la izquierda porque asegura que el único interés de su grupo es trabajar por el municipio. Son argumentos compartidos por Emilio González, al que sus vecinos han revalidado como regidor de Bimenes, cuyos destinos lleva dirigiendo desde hace casi diez años bajo las siglas del Bloque Independiente de Bimenes. También destaca la necesidad de alejarse de las políticas de los grandes partidos para centrarse en las necesidades reales de los ciudadanos.

Asturianistes por Nava, liderados por Emilio Ballesteros (hijo del anterior alcalde socialista del mismo nombre), han sido unos de los ganadores en estos comicios al convertirse en la segunda fuerza más votada en el concejo naveto. Son la bisagra de la gobernabilidad en Nava y todo apunta a que no se lo pondrán fácil al PSOE, en el gobierno, para volver a mandar otros cuatro años. Los asturianistas navetos, que han arañado votos entre los votantes socialistas descontentos, podrían pactar con Foro Asturias y arrebatarle la Alcaldía a Claudio Escobio, el regidor del PSOE.

Grado, todos contra todos.

La afición por escindirse de los partidos políticos en este concejo es casi legendaria. Ahora, ninguno de los partidos mayoritarios logró un resultado holgado para gobernar en solitario. Es más: ni siquiera buscando un socio de gobierno, las fuerzas más votadas, IU y PP, con un empate de 6 concejales cada uno, serían capaces de acceder a la Alcaldía sin el riesgo de llevarse una sorpresa en la sesión de investidura del 11 de junio. El doble empate de IU, la fuerza más votada, y PP, con 6 ediles, y de PSOE y AIGRAS, con 2, dan a Foro, con uno, con la llave para gobernar. De los resultados electorales de Grado se desprende que cada vez los vecinos moscones dividen más su voto y convierten en decisivos a los partidos minoritarios, entre los que se encuentra en el municipio el PSOE, tocado tras vivir unas elecciones primarias para elegir candidato a principios de año. Así la cosa, la izquierda y la derecha mantienen un intenso duelo por el poder.

En las pasadas elecciones, los independientes AIGRAS pactaron con el PP del actual alcalde, Antonio Rey, para formar gobierno, dejando a IU y PSOE en la oposición. Los cruces de acusaciones y reproches entre Gobierno y oposición durante el mandato fueron constantes. Los elevados sueldos y la privatización del agua fueron los protagonistas de las discusiones más subidas de tono.

Tras una intensa campaña, en la que todos los partidos sacaron su artillería pesada para arañar votos a sus contrincantes más directos, ahora todo parece indicar que en Grado el gobierno será cosa de tres. El tripartito PP, AIGRAS y Foro está en boca de todos. Ésa parece ser la opción con más posibilidades de llevarse a cabo, ya que Rey ya ha mostrado su disponibilidad a «entenderse» con las otras dos fuerzas políticas, con las que sumaría en total nueve concejales, uno más que IU y PSOE juntos.

En este juego de combinaciones, hay que tener en cuenta las malas relaciones existentes entre IU y AIGRAS. El número uno de los independientes moscones, Alejandro Patallo, accedió a la Alcaldía de Grado en 2003 tras pactar con el PP. Un acuerdo que les costó entonces, a él y sus concejales, su expulsión del PSOE tras haberse negado a brindar su apoyo a José Sierra, candidato de Izquierda Unida, en el Pleno de investidura. Meses después, una de las ediles del PSOE, Mónica Tahoces, secundó a IU en la moción de censura que dejó a José Sierra de nuevo como alcalde y a ella como concejala. Desde entonces, Patallo y los ediles más críticos de IU han demostrado públicamente su enemistad.