Líder de UPyD en Asturias

Oviedo, Pablo GALLEGO

A Ignacio Prendes (Gijón, 1965), líder de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) en Asturias, le faltaron 524 votos para hacerse, por primera vez, con un sitio en la Junta General del Principado. A pesar del resultado, con el apoyo de 14.664 votantes insiste en el propósito de instalar en Asturias una nueva forma de «hacer política». «Esto es una carrera de fondo, no un sprint, aunque sea lo que se lleva últimamente». En su contra jugaron la presencia en la carrera electoral de un número récord de partidos y el desembarco de Foro Asturias. «Las circunstancias que se dieron en Asturias fueron probablemente las más difíciles con las que tuvo que lidiar ningún partido en todo el país», asegura.

-En Asturias se han quedado a las puertas de la Junta, pero en otras comunidades sí han obtenido representación. ¿Cómo afronta su partido esta época de pactos?

-En aquellos sitios donde hemos tenido capacidad de negociación o de influencia no hemos modificado ni un ápice las que son nuestras dos principales exigencias: la reforma de la ley Electoral y la reforma del sistema educativo. Ése es el camino a seguir, demostrar que no cambiamos nuestras ideas por ningún Gobierno. El voto útil es aquel que se compromete de verdad a cambiar las cosas cuando tiene posibilidades de ello.

-Quizá lo más llamativo, por insólito, haya sido la renuncia de los nuevos concejales de UPyD en Madrid a tener coches oficiales.

-Son ejemplos de que cuando la gente tiene las ideas claras, cuando esos ciudadanos indignados pero conscientes de que el discurso de la indignación hay que trasladarlo a las instituciones y a la política de forma articulada, con propuestas concretas, llegan a las instituciones, chocan con muchos hábitos y costumbres del «establishment» político oficial.

-¿Qué le parece la decisión de Xuan Xosé Sánchez Vicente (URAS-PAS) y de Juan Morales (IDEAS) de no volver a presentarse a las elecciones?

-Son personas que llevan siendo actores políticos en Asturias muchos años. Han contrastado su discurso político con la sociedad y a nadie más que a ellos corresponde sacar las conclusiones correspondientes.

-¿Y la propuesta de Cascos de construir un gran Gobierno de coalición?

-Hay que reconocer que, desde que decidió desembarcar personalmente en la política asturiana, ha sabido llevar la iniciativa en todo momento. Ha aplicado la máxima de «El arte de la guerra» de Sun Tzu que dice que «el general victorioso es aquel que es capaz de trasladar su superioridad a la mente de su enemigo», aunque se está revistiendo con una representatividad que las urnas no le han dado. Da la sensación de que ha vencido por mayoría absoluta, cuando en la Junta sólo tiene un diputado más que el PSOE y en número de votos tiene menos. En Gijón y Oviedo las fuerzas más votadas son el PSOE y el PP. Los resultados fríos son ésos.

-¿Qué pasará en las generales?

-Él ha manifestado que tiene intención de presentarse y, viendo que ha sido capaz de atraer votos de todos los sectores ideológicos, probablemente ahora le toque descafeinar ese discurso rupturista y tratar de mantenerlo asequible a todo tipo de públicos durante el mayor tiempo posible. Pero eso choca con el discurso de las convicciones.

-¿Entonces de qué se ha aprovechado Foro Asturias para lograr este resultado en 4 meses? -De una confluencia muy concreta de circunstancias en Asturias. Primero, la crisis económica. Después, un pesimismo social que ha venido del fracaso de la política de Gobierno del PSOE y de la oposición del PP en los últimos años. Eso va unido a las sospechas de corrupción y a la llegada de un político fuerte, muy conocido y de larguísima trayectoria. A la espera de por dónde se desarrolle el partido, la situación de la política asturiana se ha convertido en excepcional frente al resto de España, como en su momento ocurrió en Navarra, Cantabria o el País Vasco. Los grandes partidos se están deshilachando en formaciones de corte regional.

-¿Consecuencias?

-Cuando los grandes partidos abandonan la idea de ser elementos capaces de vertebrar España, caen en potenciar el egoísmo territorial, que es el primer problema que tiene España. No hay discursos integradores, cuando resulta que los problemas que nos afectan son cada vez más generales. Los problemas de Asturias, aunque algunos sean específicos, son los mismos que en el conjunto de España. Y en ese contexto triunfan los partidos regionales, el egoísmo territorial. Eso es un grandísimo problema, porque los sistemas del Estado del bienestar, como la sanidad, la educación o los servicios sociales, serán nacionales o no serán.

-¿Qué opina del movimiento del 15-M, de los «indignados»?

-No sé cuál va a ser su evolución. Primero ha sido el espacio de las calles, de las voces, porque motivos para indignarse hay muchísimos; pero nosotros defendemos la política, pasar de la calle al Parlamento. Eso es lo que hizo UPyD.