Han tenido que pasar más de siete décadas para ver en Asturias a un guardia vestido con polainas azules, calzón blanco, casaca azul -con bocamangas, cuello y peto rojo- y tricornio de gala -con ribetes dorados-. La vestimenta se reserva para actos oficiales de gran relevancia, como la ofrenda floral a los caídos, en la imagen, que se lleva a cabo el día del Pilar y que ayer se repitió en Oviedo con el canto de «La muerte no es el final».