Todo asturiano tiene en su corazón las dos orillas, pues ésta es una tierra de emigrantes, no siempre de ida y vuelta. En cualquier caso, las raíces de todos están aquí, en esta región acogedora y abierta que hoy recibe y festeja a un astur-mexicano universal, Arturo Álvarez-Buylla Roces, que ha hecho de la investigación médica su razón de ser, con muchos y beneficiosos frutos, tan importantes que acaban de merecer, con tanta oportunidad como acierto, el premio «Príncipe de Asturias».

Con este motivo aquí estamos convocados, por lazos familiares y de amistad, para expresarle de forma unánime nuestro cariño y admiración, y el sentimiento compartido de que él es uno de los nuestros y nosotros somos los suyos. Porque, como bien dice Pérez de Ayala, donde está un asturiano está Asturias entera. Ésta es la demostración. Bienvenido y enhorabuena de todo corazón, querido Arturo. Y, llegado este momento, me resisto al silencio para evocar a las personas ausentes, siempre en nuestro pensamiento y corazón.