Oviedo / La Llaneza (Tineo)

L. VALDÉS / J. ORDÓÑEZ

Cayó «Tomasín». Tras 57 días de intensa búsqueda por el monte, en la denominada «operación Altasierra», la Guardia Civil detuvo a las diez menos cuarto del sábado a Tomás Rodríguez, principal sospechoso de la muerte de su hermano, el ganadero Manuel Rodríguez, cuyo cadáver fue localizado el pasado 3 de septiembre, con evidentes signos de violencia, en la destartalada cabaña de la aldea tinetense de La Llaneza en la que residía «Tomasín». Desde entonces, ha estado oculto en el monte y sólo se dejó ver en una ocasión. Fue el 30 de septiembre, cuando se acercó a La Espina a hacer la compra y regresó a La Llaneza en taxi.

Tranquilo y sin ofrecer resistencia, «Tomasín» fue detenido por varios agentes, vestidos de camuflaje y apostados a 200 metros de La Llaneza, en el camino que lleva a la cabaña en la que apareció el cadáver y a la que, al parecer, se dirigía andando. El teniente coronel de la Guardia Civil Eduardo Martínez Viqueira confirmó ayer que su aspecto físico es bueno y que cuando fue sorprendido por los agentes vestía ropa de monte normal y no de comando. Trasladado al calabozo de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo, apenas habló en las primeras horas de detención.

Según confirmó el teniente coronel Viqueira, que compareció ante los medios acompañado por el delegado del Gobierno, Francisco González Zapico, la intención de la Guardia Civil era tomar declaración a «Tomasín» entre ayer y hoy. Tras detenerlo, los agentes ya mantuvieron una «mínima conversación» con él, sin que aportase información relevante sobre el caso. La ley establece un período máximo de detención de 72 horas, transcurrido el cual sería puesto a disposición del Juzgado número 1 de Tineo, que ha decretado el secreto del sumario.

A pesar del gran dispositivo de búsqueda, en el que llegaron a participar más de cuarenta agentes, y de que fue visto en La Espina y grabado por las cámaras de seguimiento de osos del FAPAS, la Guardia Civil no había visto a «Tomasín» hasta el momento de su detención. El capitán Alberto Rodao, que dirigió las operaciones, aseguró ayer que el principal sospechoso del crimen de La Llaneza «conoce perfectamente» los montes en los que ha pasado buena parte de su vida y que, por tanto, «sabía bien dónde esconderse». No obstante, en las labores de rastreo -centradas en las inmediaciones de La Llaneza, en las Peñas de Buscablos y en el monte Cabornu- los agentes localizaron numerosos vestigios de que «Tomasín» andaba por la zona. Así, por ejemplo, encontraron un coche de su propiedad abandonado cerca de la aldea, plásticos, varias prendas de ropa junto a una cascada, leña apilada y restos de una hoguera bajo un árbol muy frondoso. Todo ello permitió ir acotando el perímetro de búsqueda hasta centrarlo en varios puntos de vigilancia. Uno de ellos, el camino a la cabaña en la que se encontró el cadáver de su hermano, donde fue detenido.

Además de mantener varios puntos de vigilancia fijos en el monte, la Guardia Civil también mantuvo activas, hasta el mismo sábado, otras líneas de actuación. Por ejemplo, los agentes contactaron con los tratantes de ganado con los que el desaparecido había hecho tratos en los últimos años, para tratar de recabar pistas sobre su paradero.

Aunque la Guardia Civil no lo confirma, el proceder de «Tomasín» durante los dos últimos meses permite concluir que era completamente consciente de que estaba siendo perseguido. El 30 de septiembre, aprovechó que se había levantado parcialmente la vigilancia en el entorno de su aldea para desplazarse hasta La Espina, en el concejo de Salas, donde hizo tranquilamente la compra en un supermercado. Después, con los víveres suficientes para un mes, cogió un taxi para regresar a La Llaneza.

Los vecinos de la zona estaban convencidos de que el prófugo podría esconderse «sine die» en unos montes que conocía como la palma de la mano. Además, «Tomasín» es un hombre muy fuerte, según quienes le conocen, y perfectamente habituado a los rigores del invierno en el monte. Con el paso de las semanas, algunos comenzaron a llamarle el «Rambo» de Tineo. A ello contribuyó el que fuera grabado por las cámaras de seguimiento de osos del FAPAS ataviado con casco militar, botas y poncho. Se trata de una imagen que contrasta con la que, según la Guardia Civil, presentaba en su detención. El sábado por la noche llevaba ropa de monte «nada excepcional», en palabras del teniente coronel Viqueira.

Los vecinos de La Llaneza aseguran que, en pleno rastreo, «Tomasín» bajó al pueblo, abrió la cuadra de su hermano y condujo a las vacas hasta un prado propiedad de la familia. Además, aseguran que estuvo en la casa de Manuel y que se dejó una ventana abierta y que, en otra ocasión, sacó del establo una guadaña que era propiedad de su hermano Manuel. La Guardia Civil sólo ha confirmado que el «fugao» estuvo en La Espina.