La familia del político asturiano Melquíades Álvarez (Gijón, 1864-Madrid, 1936) no se rinde, y continúa, como llevan haciendo desde hace años, exigiendo explicaciones al Partido Popular sobre la situación de la Fundación que lleva el nombre de quien en los albores del siglo XX fundara el Partido Reformista, ya que sospechan que el PP la mantiene, sin actividad alguna desde hace años, «con el único propósito de cobrar subvenciones».

La familia de Melquíades Álvarez, en concreto su nieta, Sarah Álvarez de Miranda, y su bisnieto, Manuel Álvarez-Buylla, exigieron en el año 2008 al PP regional y a su presidente, Ovidio Sánchez, que a su vez es también presidente de la Fundación, que disolviera la misma ante su total «inacción y falta de actividad». En un principio, los populares asturianos recogieron el guante y anunciaron la disolución de la misma y la creación de una nueva, con más amplios fines y que no se limitara sólo a la figura del político asturiano. Esta nueva Fundación, según aseguraron en el PP, estaría integrada, además, en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que preside José María Aznar. Incluso, el propio Ovidio Sánchez, mediante una llamada telefónica en el 2008, propuso al bisnieto de Melquíades Álvarez, Manuel Álvarez-Buylla, que había dimitido de manera irrevocable del patronato de la Fundación por su desacuerdo con la manera de actuar o, mejor dicho, de «no actuar», de la misma, «tener un puesto en la nueva Fundación que iba a constituir el PP de Asturias como enlace con la FAES».

Hoy, tres años y medio después de aquello, nada se sabe sobre la situación de la Fundación Melquíades Álvarez y si verdaderamente fue resuelta. «Hemos hechos múltiples requerimientos a Ovidio Sánchez, pedido información al Registro de Fundaciones Docentes y Culturales del Principado de Asturias, a la Procuradora General del Principado, incluso hemos puesto estos hechos en conocimiento del propio Vicente Álvarez Areces cuando era presidente del Principado», lo que documentan con varios escritos, «para que se nos informe de la situación real de la Fundación, de si realmente ha sido disuelta, de la liquidación de su patrimonio..., pero nos hemos chocado contra un muro. Nadie nos informa oficialmente de nada. Está claro que los políticos se tapan sus vergüenzas entre ellos, y nosotros, la familia de Melquíades Álvarez, nos encontramos en la más absoluta indefensión, porque cuando se habla de partidos políticos parece que el Estado de derecho desaparece», afirman la nieta y el bisnieto del que fuera llamado «pico de oro» por su genial oratoria.

Este oscurantismo en torno a la situación de la Fundación Melquíades Álvarez lleva a la familia a asegurar que «el Partido Popular asturiano y su presidente, Ovidio Sánchez, no han disuelto la misma y la mantienen, aun sin actividad alguna, como prácticamente ha sucedido desde que se creó en 1997, con el único fin de cobrar subvenciones».

Y es que «nadie nos informa de lo que ha sucedido, porque lo último que sabemos oficialmente es por una carta de la Procuraduría General del Principado, fechada el 22 de diciembre de 2009, de la que se colige que la Fundación está pendiente de que se liquide su patrimonio. Luego, en el 2010 recibimos un fax de la gerente del PP en Asturias, María Millán, adjuntándonos un acuerdo del patronato de la Fundación Melquíades Álvarez celebrado en diciembre de 2009 en el que se acordaba la extinción y liquidación, dando cuenta al registro de fundaciones; pero a día de hoy no tenemos noticia del cumplimiento efectivo de dicho acuerdo. Todo lo demás es un oscurantismo total, un oscurantismo que nos lleva a pensar que en torno a la Fundación Melquíades Álvarez hay algo muy turbio».

La familia, que critica con dureza la «ignominia» que esto supone para la figura del político asturiano, acusa principalmente de esta situación a los patronos de la misma que, tras la dimisión de este órgano del propio Manuel Álvarez-Buylla, quedó constituida por Ovidio Sánchez, como presidente; Reinerio Álvarez como secretario, Salvador Garriga, Cristina Coto (hoy diputada de Foro Asturias), Felipe Díaz y Pedro Gorras.

Sarah Álvarez Miranda acusa a la dirección de la Fundación de haberla tenido en todos estos años en el «más absoluto de los abandonos» y no haber cumplido jamás la función para la que se creó y para la que dio autorización la familia: la difusión de las ideas y la memoria de Melquíades Álvarez. «Nada se hizo jamás, ni se publicaron obras, ni se hizo nada en el 70.º aniversario de la muerte de mi abuelo, ni en el 75.º... Lo único que han hecho ha sido publicar los discursos de Ovidio Sánchez y un libro sobre los cañones de la Fábrica de Armas de Trubia. Vamos, un claro ejemplo de que seguimos inmersos en el peor caciquismo de la época de Alfonso XIII, contra el que tanto luchó mi abuelo».

Por ello, Manuel Álvarez-Buylla exige que se aclare la situación: «¿Se han concedido subvenciones a la Fundación Melquíades Álvarez todos estos años? Si ha sido así, ¿por qué se ha hecho de manera irregular, ya que la Fundación nunca presentó las cuentas de la misma en el registro de actividades? ¿Quién ha cobrado las ayudas públicas? ¿Sigue sin disolverse la Fundación? ¿Por qué los órganos oficiales del Principado no dan información? ¿Por qué tapó el Gobierno de Álvarez Areces todas estas supuestas irregularidades?... Todas ellas, «preguntas sin respuesta, pese a nuestros múltiples intentos por conocer la verdad, como es nuestro derecho y el de cualquier ciudadano, y que nos hacen temernos lo peor», sentencia el bisnieto del tribuno, quien resume la situación que viven apelando a las palabras de Melquíades Álvarez en uno de sus célebres discursos en el Congreso de los Diputados: «Cuando queráis saber si un pueblo es verdaderamente libre o no lo es, no os fijéis en las instituciones políticas, en que exista dualidad de cámaras, en que haya sufragio universal o no exista sufragio; fijaos exclusivamente en la justicia. Si la justicia es un poder ante el cual se prosternan los gobernantes y los ciudadanos, aquel es un país libre. Si la justicia no es semejante poder y la ley se estira o se afloja y es una especie de lazo en el que pueden caer prisioneros los ciudadanos, huid de ese país aunque se llame país libre; la libertad es una vana palabra; es una pantalla con la cual se oculta una abominación; huid de ese país porque en él, no siendo independiente la justicia, ni hay respeto para la ley ni tienen garantías los ciudadanos».