Políticos: mejor no decir ni pío
Partidos como IU y PP editan códigos de conducta en internet para sus representantes, para evitar patinazos como el protagonizado por la diputada de Foro Carmen Fernández

Políticos: mejor no decir ni pío
Oviedo, L. Á. VEGA
El caso de la diputada de Foro Asturias Carmen Fernández, que se dejó llevar en Twitter por la decepción de la derrota del 20-N asegurando que Asturias tiene los niveles más bajos de inteligencia -por no haber votado a FAC-, no es ni mucho menos el único. «Carmenforix», que así se identifica en Twitter, se une a otros políticos que no pudieron dejar los dedos quietos sobre sus blackberries o smartphones y se metieron en grandes barrizales, como el coordinador general de Circulación del Ayuntamiento de Madrid, Fernando Autrán, quien pidió más expedientes de regulación de empleo en un conocido grupo de comunicación, por la interpretación que hicieron los medios de este conglomerado empresarial, a su entender templado, sobre el debate entre Rajoy y Rubalcaba. Fernández ha tenido más suerte que Autrán, ya que la diputada aún conserva el puesto, mientras que el madrileño fue puesto de patitas en la calle por Gallardón, y ello pese a sus disculpas públicas.
Hay casos a patadas. El asesor de Juan Cotino, presidente de las Cortes valencianas, Ángel Mínguez, utilizó Twitter para reírse de la vestimenta de la portavoz de Compromìs; llamar «sinvergüenza» al secretario general de los socialistas, Jorge Alarte, y avisar a la periodista de TVE Ana Pastor de que se iba a quedar en la calle tras la victoria del PP. En su página personal, la diputada del PSOE por Huelva Fátima Aburto comparó la elección de Monti y Papademos con el ascenso al poder de Hitler. Y aún está reciente la «hazaña» de la ex diputada del PP Francisca Pol, que colgó en su muro de Facebook un fotomontaje en el que se veía a la ministra Carme Chacón enseñando un pecho, con el ofensivo comentario: «Lo que tiene que hacer una ministra del PSOE para ganar votos».
Estos ejemplos son sólo una muestra del mal empleo que hacen algunos políticos de las redes sociales. Pero, ¿qué les pasa por la cabeza para que pierdan la compostura de esta forma ante un teclado? En opinión del psicólogo José Muñiz, está claro que es una muestra de «falta de autocontrol», así como del «bajo nivel de esas personas». Para el ex decano de Psicología, «el hecho de estar ante una pantalla de ordenador, sin nadie enfrente que pueda responder cara a cara, rebaja los listones de autocensura, pero es algo que le pasa no sólo a los políticos, también a los deportistas, a mucha gente».
El psicólogo tiene clara cuál debe ser la medicina: pensar antes de hablar, o en este caso escribir. «Deben reforzar el autocontrol y darse cuenta de que lo que se escribe en la redes sociales, aunque parezca que se queda en unas pocas personas, puede tener grandes repercusiones. Que se animen a controlarse un poco, que ya son mayorcitos», resumió.
El caso es que casi todos los partidos tienen una especie de código para guiar a los políticos en el uso de las redes sociales, de las que se han hecho tan amigos, en ocasiones para compartir los pensamientos más anodinos. En el PP hay un manual de uso de Twitter en el que se explica qué es y cómo se usa, además de indicar a los posibles usuarios de la trascendencia pública de cualquier comentario que puedan realizar a través de las redes sociales. IU tiene otro manual, «CyberAgitaci@n», en el que se aconseja el perfil idóneo de las personas con las que deben compartir foro (los simpatizantes, nunca las personas claramente contrarias), así como el uso de un «tono respetuoso» en los correos, al considerar que no hace falta recurrir al insulto para hacer proselitismo político. El PSOE carece de un manual de estilo y prefiere la autorregulación. Tampoco UPyD tiene código de uso de las redes sociales, aunque se encarece a sus miembros que utilicen las redes sociales, a través de las que, por cierto, se extendió el partido a toda España, incluida Asturias. Por lo que parece, tampoco en Foro Asturias hay unas directrices claras sobre el uso que deben dar sus miembros a la redes sociales.
El caso es que, del mismo modo que se está pidiendo -e incluso ya se ha elaborado en algunas empresas, entre ellas la BBC británica- un código de uso de las redes sociales por parte de los periodistas u otros profesionales, también comienzan a oírse voces a favor de un código ético aplicable a los políticos con espacio en Twitter, Facebook u otros foros de internet. Pero los expertos no se ponen de acuerdo sobre la virtualidad de estos códigos, que siempre serían voluntarios.
«Haz una pausa y piensa antes de publicar», se aconseja en alguno de estos códigos. «Habla con tus lectores como si hablaras en persona en situaciones profesionales», establecen. «Da respuesta a los comentarios de forma oportuna y con una respuesta adecuada», se señala en otro punto. Son consejos éticos razonables, que, aunque parezca extraño, no siempre se tienen en cuenta en los foros.
El abogado David Mayo, experto en nuevas tecnologías, opina que «sería deseable que los códigos deontológicos se extendiesen al uso de las redes sociales» y que alcanzasen también a los políticos. Sin embargo, aunque el Parlamento aprobase un código de este tipo, Mayo se muestra convencido de que «luego no se iba a cumplir».
Otro letrado experto, Ramón Robles, ve difícil que se pueda imponer un código ético a los políticos y que llegue a regularse el tipo de contenidos, entre otras razones porque «muchas de las páginas no son españolas». Robles llama la atención sobre las dificultades para extender los códigos éticos más allá de las fronteras europeas, a los países del este e incluso a los Estados Unidos.
Es más fácil confiar en la autolimitación y la autorregulación, como indica Robles, quien añade que «ya han sido condenados administradores de blogs» por no controlar de forma suficiente los contenidos de los mismos. En Twitter hay unas reglas claras de control, por ejemplo, respecto a la usurpación de identidad. «Se considera usurpación de identidad el intento de engaño, o simplemente con fines lúdicos, al fingir ser otra persona o empresa. Se considera violación de la normativa de Twitter la usurpación de identidad no paródica», tiene entre sus reglas. «La norma para definir qué es parodia es: ¿una persona razonable sabría que es una broma? Puede considerarse que una cuenta viola la política de usurpación de identidad si da lugar a confusión o engaña a otras personas. Las cuentas con clara intención de confundir o engañar serán suspendidas permanentemente», sostiene.
«Se permiten las cuentas de usurpación de identidad paródica. El perfil de una cuenta paródica debe dejar claro que es falsa o podrá ser eliminada. Si no fuera evidente a través del perfil que es una broma, será considerada como usurpación de identidad no paródica. Las cuentas de usurpación de identidad no paródica podrán ser suspendidas de manera permanente por violación de las condiciones generales», añade Twitter. Esto no ha impedido que se hayan eliminado cuentas claramente paródicas, como la de «@nanianorajoy», por entenderse demasiado cercana a la del presidente electo, «@marianorajoy».
En cualquier caso, «Twitter, no hace un control de la realidad de lo que se publica», indica Ramón Robles. En ocasiones, añade, las diferencias entre crítica política e insulto no están claras.
Urge por tanto ponerse en manos de la legislación vigente, que castiga -según los expertos, de forma suficiente- las injurias con o sin publicidad, las calumnias y otros delitos relacionados con el honor y el derecho a la propia imagen. Incluso se dispone de una cláusula que permite cortar de raíz los comentarios sobre una persona o empresa en base a su reiteración. Sin embargo, en el caso de los políticos no se está utilizando esta legislación vigente de forma suficiente, quizá porque quienes son objeto de sus chanzas suelen ser otros miembros de su gremio, y si son demasiado ofensivas suele resolverse con unas disculpas públicas.
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