Esta información ha sido elaborada por: P. TUÑÓN (Gijón), F. VALLINA (Oviedo), M. PÉREZ (Avilés), E. PELÁEZ (Langreo) y C. M. BASTEIRO (Avilés)

Hace poco más de un año la práctica totalidad de los hosteleros asturianos echaban pestes contra la normativa que prohíbe fumar en los espacios públicos cerrados. La tramitación y la entrada en vigor de la ley del tabaco trajeron consigo airadas protestas del sector, que veía la medida como una auténtica amenaza para su supervivencia. Doce meses después la vida sin humos se ha normalizado, los ciudadanos cumplen la ley a rajatabla y las terrazas se han convertido en el refugio para los fumadores. Aunque el presidente de Hostelería de Asturias, José Almeida, asegura que han bajado los clientes y en consecuencia la facturación de los locales hosteleros, cinco profesionales del sector consultados por LA NUEVA ESPAÑA valoran positivamente la normativa y afirman que no han perdido clientes desde que se aplica. Eso sí, han tenido que hacer frente a importantes inversiones para adaptarse a la nueva situación y eso se ha notado en el resultado del ejercicio anual. A continuación su análisis particular de un año sin nicotina:

Montse Abascal: «Ahora no podemos retroceder». Copropietaria de la gijonesa vinatería El Monje, Montse Abascal hace un «balance muy positivo» después de un año de la entrada en vigor de la ley. «Creo que si damos un paso hacia delante y es positivo no podemos retroceder. Hay que pensar en un bien común y no en un bien particular», señala Abascal, a la que, curiosamente, la prohibición de fumar en los locales le benefició en su negocio. «Teniendo en cuenta que tuve que invertir mucho dinero en una terraza exterior para fumadores, de la que no me arrepiento, ahora tengo dos bares: uno para fumadores y otro para no fumadores», asegura Abascal, que tiene temor a que el Gobierno de Rajoy levante la prohibición. «Si vuelven a permitirlo me matan. Mis camareros están ahora exentos de humos. A nivel higiénico, tanto el local como nosotros no se puede comparar con lo de antes», explica Abascal.

Asegura, además, que sus clientes fumadores están a gusto en la terraza exterior. «El 80 por ciento de los que fuman están encantados fuera porque la terraza está perfectamente acondicionada», señala. Ese espacio exterior está preparado para el invierno, con estufa, asientos y cerrada todo lo que permite la ley. Abascal es consciente de que otros hosteleros no están tan contentos, pero, aun así, se muestra favorable a la prohibición. «Entiendo que hay bares que no hayan podido poner terrazas y que les perjudicó, pero son daños colaterales y yo tuve que invertir mucho para mi terraza», afirma Montse Abascal.

Francisco Fernández: «La terraza se llena antes que el bar». La ley del tabaco ha dejado en Avilés menos humo y más terrazas. La mayor parte de la hostelería se ha decantado por pagar licencia de terraza durante todo el año para salvar las restricciones de la ley. Así, los nuevos espacios para fumadores anexos al bar de toda la vida compiten en confort y decoración. Ahora, en pleno invierno, las que triunfan son las terrazas con estufa, para combatir el frío. Uno de esos hosteleros que ha sacado el negocio a la calle en Avilés es Alfredo Rodríguez, propietario de una cafetería en Sabugo. Hace un año estaba en contra de la ley del tabaco. Hoy está a favor. «Cada uno cuenta la fiesta según le ha ido. A mí me ha ido bien», explica este hostelero avilesino. «Tuve que realizar una inversión para adaptarme a los cambios. Antes retiraba la terraza en noviembre y ahora la tengo todo el año. Es un coste añadido al que luego hay que sumar la inversión de las estufas, y el consumo en calefacción, pero todo compensa», asegura el hostelero. «Tengo clientes nuevos, en la terraza y dentro del local», explica el hombre.

La clientela de su negocio se reparte al 40 por ciento en el interior del local y el 60 por ciento en el exterior. En la calle Carreño Miranda Francisco Fernández también habla en positivo de su terraza, que desde que se implantó la ley del tabaco funciona todo el año, y que «siempre se llena antes que el interior del bar», según explica. El negocio no se ha resentido por la ley del tabaco, pero, aun así, sigue pensando que «es demasiado rígida», por lo que este hostelero avilesino está a favor de que el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy «la flexibilice».

Eugenio Viñas: «La gente ya se ha acostumbrado». El propietario del Bar Genio de Mieres asegura que la ley antitabaco no le ha hecho perder clientes. «Pude perder clientela por otras razones, como la situación económica, pero no por cumplir la prohibición de fumar en el establecimiento», señala el hostelero. En su comedor la prohibición del cigarrillo ha cambiado la costumbre de los clientes y, desde hace un año, «las comidas duran menos». Para Viñas, este cambio de hábitos tampoco se ha visto reflejado en la caja registradora, «por la variedad de los clientes que vienen por el restaurante». «Hay que tener en cuenta que algunos de los que ahora se van pronto antes estaban durante la sobremesa consumiendo. En cambio había gente que se quedaba toda la tarde con una taza de café y no dejaban paso a otros clientes que se podían quedar sin mesa», añade el hostelero.

Eugenio Viñas asegura que «cuantificar las pérdidas que se derivan de esta ley es muy difícil, pero no creo que sea un motivo para la reducción de las ganancias». En su restaurante, los parroquianos fumadores «no dejan de salir y entrar, pero creo que ya se han ido acostumbrando». Desde que entró en vigor la normativa no ha tenido ningún contratiempo importante, aunque se ha encontrado con opiniones para todo. «Los hay que están encantados porque el comedor no tenga ahora humo de tabaco y otros que están rabiosos porque no pueden echar un "pitín"», asegura. Eugenio Viñas se define a sí mismo como «un ex fumador tolerante», así que no tendría problema si los fumadores pudieran volver a encender sus cigarros dentro del establecimiento. «Creo que la tolerancia es importante, pero cuando se aprueba una ley, hay que cumplirla», matiza el hostelero.

Marcos Lobato: «Al principio a la gente le costó adaptarse». El proceso de implantación de la ley del tabaco fue duro para algunos hosteleros, que en el año 2006 tuvieron que acondicionar zonas de fumadores en el interior de sus locales -aquellos con más de cien metros cuadrados- para retirarlas poco después. El restaurante ovetense Casa Lobato recibió en su día un premio de manos del Club de Fumadores por la Tolerancia por ser el local mejor acondicionado de Asturias y, ahora, como el resto, ha tenido que invertir en terrazas para volver a amoldarse a las circunstancias. «En aquel momento nos gastamos entre 24.000 y 30.000 euros en sistemas de aire, extractores, acondicionamiento de espacios... La verdad es que eso perjudicó a muchos hosteleros», asegura Marcos Lobato.

No obstante, aunque Lobato piensa que una convivencia entre fumadores y no fumadores en el interior de los locales es posible con una ley bien regulada y con los espacios bien adaptados (al estilo de la de 2006), reconoce que con el paso de los meses los clientes se han ido acostumbrando. «Al principio, a la gente le costó mucho adaptarse y había menos movimiento. Después se notaba en las sobremesas, que se terminaban muy rápido y la gente se iba a otros sitios a fumar, pero ahora, aunque también son más cortas, los clientes ya se han acostumbrado», subraya Lobato.

Marco Antonio García: «La clientela no ha cambiado». El propietario de la sidrería La Campurra, de Pola de Laviana, afirma que tras un año de aplicación de la ley del tabaco «la clientela no ha cambiado». «Puedes perder un café y una ronda de chupitos después de la comida, pero los tomarán más tarde en otro local, después de fumar», sostiene. Sin embargo, aunque nada más entrar en vigor la normativa «notamos que faltaba algún cliente, acabaron volviendo». Según el hostelero lavianés, el descenso de ventas se debe en un 99% a la crisis económica. «Estamos que echamos humo», dijo García, que trabaja en el establecimiento junto a su hermano José Manuel. Lo que ha traído la ley del tabaco ha sido, sobre todo, un cambio de hábitos. «Las comidas se hacen más cortas porque se ha reducido la sobremesa», sostiene. Además, en ocasiones «se da cierto descontrol entre plato y plato», ya que los comensales salen al exterior del local a fumar y los camareros no saben cuándo servir a cada uno. Marco Antonio García constata que «el ambiente mejoró» y que «las terrazas están más concurridas». Si se realizase una revisión de la ley, señaló, la prohibición debería seguir en vigor para las zonas destinadas a comedor en los establecimientos hosteleros. Aunque García es partidario de que en los pubs se permita fumar.

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Francisco Rodríguez

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Marcos Lobato

Marco Antonio García