Oviedo, L. Á. VEGA

El magistrado jubilado Fernando Vidal Blanco, que presidió la Audiencia de Oviedo entre 1986 y 1992, falleció en la tarde de ayer en Gijón a los 87 años. Aunque apartado de la judicatura desde hacía casi veinte años, fueron numerosos los jueces asturianos que tuvieron ayer un recuerdo para el fallecido.

Uno de ellos fue Julio Alberto García Lagares, ex presidente del Tribunal Superior de Justicia, quien afirmó que ha fallecido «una persona importante y significativa en la justicia asturiana». Lagares aseguró que «era un civilista muy bueno, pero lo más importante es que su aproximación al derecho era abierta y amplia». García Lagares, que le sucedió al frente de la sala civil penal del Tribunal Superior, indicó que «era un gran lector y gran pescador». Estuvo muy cercano a él en los años de la transición. «Fue el presidente de la Junta Electoral Provincial durante las dos primeras elecciones. Salió todo muy bien, y en parte fue mérito suyo», indicó Lagares. «Fue una época gloriosa, de jueces de gran altura», añadió.

Otro de los magistrados que quiso rendirle homenaje fue el juez del Tribunal Supremo José Antonio Seijas, quien lo sustituyó al frente de la Audiencia en 1992. «Fernando Vidal fue un gran magistrado, perteneciente a una escuela seria, rigurosa y reflexiva. Tenía una excelente formación jurídica y una pluma extraordinaria. Fue, además, una buena persona», indicó el magistrado. Seijas añadió que Vidal «fue el primer presidente de la Audiencia nombrado tras la creación del Consejo del Poder Judicial». E indicó que tuvo la fortuna de sustituirlo dos veces, primero al frente de la Audiencia Territorial y más tarde al frente de la Audiencia Provincial. «Bajo su mandato se inició la especialización de las secciones de la Audiencia», añadió. Seijas también indicó que Vidal fue propuesto alguna vez para el Tribunal Supremo, pero prefirió seguir en Asturias.

Vidal Blanco fue durante muchos años juez de primera instancia de Gijón, junto a los magistrados ya fallecidos Augusto Domínguez Aguado y Luis Alonso. Luis Roda, juez decano de Gijón, señaló que Vidal fue su inspector cuando empezaba en la judicatura en Luarca. «Le guardo un afecto grande, era una persona buenísima», indicó. Roda le recuerda en su despacho, transcribiendo sus notas en una máquina de escribir pequeñita, «sin las alharacas de los jueces de aquella época». Y es que Vidal «no marcaba distancias, era muy afable».

En su esquela, a modo de epitafio, figura la frase: «Siempre quiso hacer las cosas bien». La capilla ardiente quedó instalada en el domicilio familiar. El funeral tendrá lugar a la una de esta tarde en la iglesia de Nuestra Señora de Begoña, Gijón. Luego será traslado a la Iglesia de Quintes, Villaviciosa, donde tenía su segunda residencia. Allí se oficiará un responso a las 14.15 horas y, acto seguido, será enterrado en el cementerio parroquial.